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2082 19 Abril 2016

 

 

El paso de la Caravana por NL
Jesús González Ramírez

 

Monterrey.- El gobierno de Nuevo León fue el único de todos los estados por los que pasó la Caravana por la Paz, la Justicia y la Vida; en su camino de Honduras a la ONU, en Nueva York, que la hostigó en su paso por su territorio.

Creo que puede ser por dos razones, la primera es que tenía miedo el gobierno de Jaime Rodríguez de los posicionamientos políticos de la Caravana con respecto a la llamada Guerra contra las Drogas; la segunda es que hay una total incompetencia de los aparatos estatales de seguridad para con todo lo que tenga que ver con Derechos Humanos.

Cualquiera que haya sido el motivo, es inaceptable el hostigamiento que sufrió la Caravana: llamadas constantes y altaneras a los organizadores del Foro Social para exigir la ruta de desplazamiento, el programa de actividades o el lugar donde se hospedaría; llamadas constantes a la coordinación de la Caravana para casi exigir que se aceptara la escolta de Fuerza Civil a su paso por Nuevo León; detener a la Caravana en la caseta de Santa Catarina para informar que se le escoltaría (lo cual no se aceptó); enviar a 5 personas de la Secretaría de Gobierno a la sesión del Foro Social el día 13 de abril y tomar fotos de todos los participantes; llamar dos veces en la madrugada del día 14 a la coordinación de la Caravana para “ofrecer” escolta a su salida de Nuevo León; enviar a una patrulla de Fuerza Civil para vigilar el camión de la Caravana mientras estaba estacionado y luego en su trayecto a Nuevo Laredo; fue el único estado donde se hostigó a los activistas.

La Caravana había tomado el acuerdo de no aceptar escolta de ninguna policía estatal, de ninguna entidad, por la falta de confianza en las mismas; se había llegado al acuerdo de sólo aceptar escolta de policía federal y sólo en las carreteras, no en las ciudades, lo que sí respetó esa corporación.

El objetivo de la Caravana a su llegada a la ONU es visibilizar las consecuencias que ha traído la guerra contra las drogas en Centroamérica y México: consecuencias de dolor y muerte. Se hará ahí porque la ONU sesionará para evaluar la política anti drogas mundial y se exigirá un cambio de estrategia; un cambio que se base en un enfoque de salud pública y no de balas y más balas, un cambio que se enfoque en atender los problemas sociales que desplazan a la población de sus lugares de origen y los dejan inermes ante los narcotraficantes, un cambio que detenga la bestializada violencia.

Tal vez eso es lo que no entienden los militares y funcionarios del gobierno de Jaime Rodríguez: que la guerra contra las drogas debe acabar, que otras formas de solucionar el consumo problemático de las drogas son posibles.


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