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2087 26 Abril 2016

 

 

Moisés en la caravana del castellano
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Fernando del Paso es nuestro: maestro, compañero, profeta y Moisés en la inmensa caravana de todas las personas que hablamos castellano. La Madre Patria así lo reconoce al concederle el Premio Cervantes, el más importante que otorga España a aquellos de sus hijos que, prafraseando al poeta, ya dejaron con sus escritos una huella de su paso hacia la eternidad.

Enfermos, Fernando y su esposa Socorro, cruzaron la mar océano y con la palabra y el valor (pero, ¿tiene aquella algún significado si está divorciada del coraje?) ante el mundo hizo el maestro indignada denuncia de la cínica corrupción del Estado mexicano, sus crímenes, su empeño en vender o regalar a México.

Sin duda, don Miguel y el Quijote (pues entiendo que los dos son uno y lo mismo) aplaudieron desde la eternidad la catilinaria del creador azteca. Del Paso cabalga al lado del hombre de La Mancha. Son guerreros comprometidos con la justicia, la verdad y la libertad.

Recuerdo que hace muchos, muchos años, Salvador Novo dijo a cientos de niños congregados para escucharlo en el Palacio de Bellas Artes: “Don Quijote está en el corazón de cada uno de ustedes”. Naturalmente, el Caballero de la Triste Figura se empeñó en quitar las cadenas a los galeontes. Peleó contra los cuatro guardias y los redujo. ¿Quién iba a conocer mejor que don Miguel lo que vale la libertad? En sus años de cautiverio en Argel se ganó el respeto y la admiración de los moros. Nunca vieron a hombre tan osado e ingenioso capaz de inventar mil y una triquiñelas para escapar. Así era el señor Cervantes, así es don Quijote, así somos todos los habitantes del mundo hispánico.

Dice el señor Del Paso: “las cosas no han cambiado en México sino para empeorar”. ¿Quién lo va a desmentir? Pero el hidalgo de lanza en astillero, no sé en virtud de qué milagro, mantiene al Rocinante a paso vivo. En su prólogo a la novela (Fernández editores, SA, tercera publicación al 15 de noviembre de 1982), el maestro cervantista Fernán Gabriel Santoscoy amplía el axioma de Novo: “Concretamente hay algo de don Quijote y algo de Sancho en todo hombre”.

hugo1857@outlook.com


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