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2089 28 Abril 2016

 

 

Por fin, “Los Toreros Muertos” en Monterrey
(Minientrevista a Pablo Carbonell)
Gerardo López Moya

 

Monterrey.- “Pilar no tiene bicicleta, pero tiene un buen par de tetas, que nos las enseñe, que nos las enseñe...” “Hola, cómo estás, qué niño tan bonito, cómo, que es mío, pero…  si yo soy impotente, yo no me llamo Javier, no te quiero volver a ver...” “Y creo que he bebido más de setenta cervezas hoy, y creo que tendré que expulsarlas, fuera de mí...”

Pablo Carbonell (Cadiz, 1962) era actor antes que cantante, hizo tele al lado de Alaska, Santiago Auserón (Radio Futura) y Nacho Cano (Mecano). Formó “Los Toreros Muertos” en 1985, en una suerte de ejercicio punk, rock duro y de frente a la poesía, al respeto a la lengua y las buenas formas de educación, no exagero. “Yo no me llamo Javier”, “Mi agüita amarilla”, “Manolito”, son igual de transgresoras como apegadas al canon religioso y moral. Hay que arrimarse a la misa para criticarla... Se ama y se odia lo que se conoce. Desde la perspectiva de la infancia todo se ve más claro. Desde la perspectiva de la filosofía, tienes un estilete y un hacha.

“Los Toreros Muertos” existieron así siete u ocho venturosos años, hicieron cuatro discos (pero yo conozco bien tres), el primero se llamaba –vaya broma– “30 años de éxitos” y 30 años después regresan al mundo vivo. Este sábado 30 de abril se presentan en la Iguana Café, en lo que promete ser un concierto memorable. Tan geniales, tan amados, a nadie, chingao, se les ocurrió traerlos aquellos años o el año pasado, que pasaron por Guadalajara y el DF nomás.

“Vamos a tocar puro “Toreros Muertos”, lo que he hecho en solitario será para otra ocasión; hemos compuesto un par de canciones nuevas y las incluiremos… (luego no oigo bien, es una llamada a su hotel de la ciudad de México) una que tiene que ver con bicicletas”, y menciona a Raúl Alcalá, que, si no recuerdan, es una de la glorias del ciclismo en México, ganador de alguna etapa del tour de Francia y olímpico mexicano.

–“Sí, Raúl ha estado en la casa... que le he preparado una paella y tuvo la idea de ponerle salsa tabasco, tú crees? A mi paella...”

Me contesta desde su habitación en el DF y acabo de ver en youtube una entrevista sobre su libro de memorias. No atino más que a saludar, declararme su fan y periodista. En el largo paréntesis de “toreros”, Pablo fue ajonjolí de los mejores programas de comedia y periodismo en España… entrevistó a Prince, al rey Juan Carlos, a sus iguales roqueros en “Caiga quien caiga”, luminarias y fantoches de la farándula y la política; hizo un par de libros, discos y colaboraciones, sigue pintando... Pablo es más que un rock star, le dicen “showman”, pero es más que eso

–¡Raúl Alcalá antes de ser profesional andaba en su bici por la plaza de mi casa!

–¿De verdad, Raúl Alcalá?; ¿sabías que Raúl es de acá? ¿Ya habías venido a Monterrey?

–No, nunca, será la primera.

–Debo preguntarte: esa suerte de optimismo filosófico, de fiesta consciente, ¿a poco sí duró 30 años? 

–El hombre tiene varios deseos comunes: volar, atravesar paredes, tener una banda; desde muy pequeño yo quería tener una banda, cada vez que veía a un tipo con un instrumento yo quería ser como él. Tengo la fortuna de tener una banda, y ahora luego de 32 años sucede que mis amigos están vivos, y podemos compartir la mesa y la furgoneta.

–¿Eres ateo o creyente?

–Vivo como creyente… “Soy masón” y “zis zas” (checar en youtube).

–No viene al caso, pero te quiero preguntar: ¿cuál te gusta más, una tan larga y otra tan breve?

–(Pausa larga por teléfono) “Sabes que luego de tocarla algunos meses (“Soy masón”), terminé por olvidarla… tenía como un truco, recordar el verso que seguía con la última palabra, pero ya no he podido… “Zis Zas” me gusta más, es la letra más personal. Fue un sueño, y tiene que ver con un cuadro que pintaba entonces.

–Se parece a un pasaje de Alicia…

–“Soñé que con una espada alguien cortaba corazones en el aire, la idea musical además me encanta…

* “Los Toreros Muertos” se presentan –con toda la magia de su “front man” y la locura sinfónica de sus dos compinches, Many Marc (bajo) y el argentino Guillermo Piccolini (teclados)–, por única vez, en el Café Iguana, este sábado a las 20:00 horas. Entrada a todas las edades. Precio general de 300 pesos. Una ganga.


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