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2116 6 Junio 2016

 

 

Ante todo no hacer daño
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Henry March, un inglés de 65 años, es uno de lo mejores neurocirujanos del mundo. Su prestigio no consiste en haber descubierto una nueva sustancia cerebral, o una función hasta ahora desconocida del cerebro humano. Su reputación es más bien de índole artesanal: sabe hacer maravillas con sus dedos y sus manos.

Esa labor de filigrana que significa tomar un bisturí y extraer un tumor alojado en la base del cráneo, es un prodigio reservado para muy pocos cirujanos.

Los diversos casos que más han calado en el alma de este hombre sensible, que también es aficionado a la carpintería y la apicultura, los ha descrito con una prosa directa y sin adornos retóricos en un libro tan entretenido como aleccionador: “Ante todo no hacer daño”.

La máxima que March usa como título de sus memorias, demuestra la humildad que debe tener todo cirujano digno de tal nombre. No hay magia en la medicina. Son más las predicciones que se cumplen, que aquellas que se salen de lo esperado.

Tampoco hay cirujanos superdotados. Los mejores han dejado en el camino de su excelencia, muchos pacientes lisiados o en un estado peor al que tenían antes de entrar al quirófano. El propio March calcula que de sus 15 mil intervenciones quirúrgicas, a lo largo de casi 35 años de experiencia médica, una tercera parte terminaron en fracasos rotundos. Es decir, acabó con la calidad de vida de sus pacientes. Lo confiesa con vergüenza y sincero dolor.

March es un hombre sensato: sabe que como seres humanos, expuestos a una tensión de varias horas continuas en el quirófano, a veces 10 o 12, el cansancio invade al médico, o le reduce sus reflejos, o lo vuelve más falible.

Por eso March concluye su libro con una dosis de sabiduría simple: la verdadera experiencia de un médico no consiste en hacer buenas operaciones, sino en decidir hacerlas o dejar morir al paciente en paz. Ese dilema existencial ha torturado a March casi toda su vida. Pero bien vale la pena tenerlo aún en el terreno de los vivos. Es un sabio pragmático y sutil. Un humanista con guantes y bata médica.


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