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2116 6 Junio 2016

 

 

Operación Tornado
Joaquín Hurtado

 

Monterrey.- Es tan extraño el lenguaje de los sueños. Lleva para donde se le pone. Enuncia. Denuncia. Miente. Es ingobernable. Incalculable como los millones que se llevaron los Medina. Mejor contar corceles alados. Un caballito, dos caballitos, tres muertitos…

El 11 de febrero de este año mataron a 49 internos en un motín en el penal del Topo Chico. El uno de junio ejecutaron a tres más en otro hecho sanguinario. ¿Cuántos son en total? Fácil, dos.

¡Falso!

La parte oficial reconoce sólo uno. Un motín, el de febrero. El del 1 de junio es una vulgar reyerta entre viciosos, consecuencia del primer ajuste de cuentas ocurrido en febrero.

-¿Y las víctimas, apá?   

Aumentó el número de bajas, indudablemente, pero sólo hay que sumar unidades a los listados parciales del motín original. Lo que en verdad importa es enmendar el lenguaje para aplacar las malas lógicas de la realidad. La estadística burocrática es mágica, nunca pierde, sólo nos escatima sus trucos. Nos toma el pelo. Lo demás son trampas retóricas.

Para números enteros los 30 peces gordos señalados por la Subprocuraduría anticorrupción que va en pos del ex-gobernador Rodrigo Medina (a) el Rorro y otros socios. Tiemblen bribones con la operación Tornado.  Así se llama el equino consentido de Jaime Rodríguez el bronco.

-¿Cuántos muertos dijo que hubo en el penal?

Tornado todo lo organiza, es muy sensato, por eso no se detiene en pajas. Dejémosle trabajar. Al fin se lanzó contra los Medina. No sólo cae agua del cielo, también llueven denuncias, cómplices, triangulaciones, mañas, lágrimas, traiciones. La tarda moral se acuerda que no sólo da moras, también limpia, desinfecta y fertiliza el valle desencantado.

Tornado ve un hato de corruptos en el campo regio y crispa las crines como arcoíris, echa chispas de justicia, se agita como vapor encima de los malosos que siempre se nos pelan impunes. Ya comenzó la cacería. Hay embargos de bienes (pocos). Derroche de pólvora mojada (mucha).

Cuan ligera, irresponsable, medrosa es la vigilia que no se ajusta a los marcos oníricos más procelosos. Los recursos nunca volverán. El caudal tiende al dispendio a causa del maldito principio de entropía. Las noticias de estos días no nos alegran. Los millones desviados conducen a problemas falsos. La aritmética no es el lado más fuerte de la política, no le importa el efectivo. El billete del pueblo es una entelequia para los bravos jinetes que espolean los caballos de la guerra electorera.

La cabeza se nos vuela con líricos valores, denarios repartidos entre puros compadres por vía de la conspiración más puerca. Las vaquillas siguen rumiando, los lobos se relamen en el bosque. ¿Para qué alterar la bucólica estampa de este junio lluvioso con la dantesca historia del erario en pena?

Qué oportuno el Bronco. Qué tino eleccionario. Estábamos por apresar la estructura autista de un gobierno tronado que no sabía ni contar sus motines carcelarios y dos días antes de las elecciones nos incendia las primeras planas con esquemas impecables del oro fugado. Se reveló el volumen de sus demasiados pero nunca suficientes caballitos de batalla.   

¡Tornado para Presidente!


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