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2136 4 Julio 2016

 

 

MUROS Y PUENTES
“La revolución continúa”
Raúl Caballero García

 

Para Eloy Garza González, en su 4 de julio

Dallas.- “Elecciones van, elecciones vienen, pero las revoluciones sociales y políticas que transforman nuestra sociedad no terminan nunca”, les dijo Bernie Sanders a sus seguidores. Su slogan sigue vigente: “La revolución continúa”.

Cristina Pereda, corresponsal de El País en Washington, termina su despacho del 17 de junio pasado indicando esta característica de Bernie: Lo usual: “Sanders es inusual”. La costumbre, subraya Pereda, es que las elecciones primarias concluyen “cuando uno de los candidatos supera la mitad de delegados necesarios para garantizar la nominación”… esta vez no ha sido así, Bernie ciertamente ha vuelto a romper otro molde, se ha seguido de frente.

Por otro lado en el Reporte de Fin de Semana en la revista digital Político, con fecha del 2 de julio, Henry C. Jackson enfoca cómo los simpatizantes de Bernie en California se mantienen en las calles con su apoyo al senador. “Yo sigo con Sanders”, se lee en un cartel en la foto de portada. “Todo el camino (con Sanders)”, dice por su parte la actriz Rosario Dawson, en la manifestación referida; y todo el camino significa llegar a la Convención Nacional Demócrata con el desafío ante Hillary Clinton en pie de lucha, lo cual no es poca cosa, pese a la virtual nominación de la ex secretaria de Estado, pues en el fondo lo que sostiene este apoyo a Sanders es su “revolución”, es su legado emanado de esta inusual campaña, es el compromiso que se le endilga a Hillary –lo quiera o no– a mantenerse en la izquierda una vez que los discursos queden archivados y se pase a los hechos, a la práctica legislativa, al ejercicio político en la Casa Blanca.

Una de las recientes declaraciones de Bernie (el viernes pasado) es la de que en noviembre va a votar por Hillary para evitar a Donald Trump, pero sigue sin dar su brazo a torcer en la contienda, a fin –como lo ha subrayado– de plantear sus propuestas en la Convención de Filadelfia el 25 próximo, cuando previsiblemente antes de levantar la mano de Clinton incrustará sin fisuras ni zonas grises su plataforma liberal dentro del Partido Demócrata. Con lo anterior, Sanders gana perdiendo y muchos le estamos (y otros muchos le estarán) agradecidos por lo logrado: colocar sus ideas progresistas en la palestra, sí, sus ideas en momentos en que este país más las merece, toda vez que los republicanos han devenido luego de ocho años de radicalidades siniestras hasta terminar apoyando al ridículo Trump, que los zarandeó a su antojo en las primarias, replegándolos a su pesar.

La plataforma de Bernie no es una de la que Hillary sea ajena en realidad, pero con la presión del senador de Vermont seguramente ella evitará situarse –como la tradición política lo dicta– en un centro que lo mismo puede inclinarse a la derecha como a la izquierda (más a la derecha en realidad). Bernie gana perdiendo porque ha sabido mantener su estrategia, porque con su lucha por la justicia económica y la equidad social ha edificado un sólido capital político; gana y con él ganamos mucho, su revolución política ha motivado a millones de estadunidenses con sus propuestas de libre acceso a la salud y a la educación, con su propuesta de cambio verdadero, con su crítica consistente y bien fundamentada contra el Sistema, contra el Establishment, de Washington a Wall Street, pasando por la mecánica financiera de las campañas… con sus posturas de izquierda Bernie ha conquistado a millones de votantes menores de 45 años –principalmente jóvenes y mujeres– que Hillary no motiva, que Hillary no habría levantado, a los que ni siquiera hubiera llegado y que ahora, como bien es sabido, ese capital político es codiciado por la virtual candidata demócrata y la cúpula del partido… pero Bernie sabiamente no da su brazo a torcer hasta garantizarle a esos seguidores que su plataforma será respaldada, implementada por una parte por Clinton en sus políticas y por otra por los jerarcas del Partido Demócrata, en la transformación de esa institución.

El movimiento de Bernie sigue pues emanando influencia, influencia y poder, la clave como es obvio son esos millones de votantes que le dan forma. Ellos, dijo Bernie recientemente, “son el futuro del Partido Demócrata. Ellos son el futuro de este país”.

Hillary está obligada a darle (a darnos) garantías de que efectivamente su revolución continuará.


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