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2138 6 Julio 2016

 

 

La reconstrucción del culpable
Eloy Garza González

 

Monterrey.- “El asesinato de Paulina Lee”, de Hugo Valdés, es una novela negra. Una trama policiaca (o más bien judicial) que mucho se asemeja con Chandler, pero con un estilo seco y árido similar al de John Dos Passos. Fue un caso real: una chinita apuñalada sin piedad, en un entorno de migrantes chinos, provenientes especialmente de Cantón.

El  personaje principal de la novela es la ciudad de Monterrey, justo en el año de 1938. La década de los 30 fue la ilusión de un porvenir: los regiomontanos creían hacer de su micrópolis, con sus luces de neón y sus nuevos edificios como el de la penitenciaria, una especie de Chicago a la mexicana.

El intento culminó en un fracasó monumental. Los focos de infección proliferaban en cada esquina. Los charcos de aguas negras cultivaban el paludismo, el cólera y una infinidad de enfermedades mortales. La penicilina no había llegado a Monterrey.

Antes que la reconstrucción de los hechos, se buscaba la reconstrucción de un culpable a modo: en este caso, de un joven inocente (en todos los sentidos del término) enamorado de la víctima. La solución era categórica: ocultar a los verdaderos autores intelectuales del crimen y aplicar cuanto antes la ley fuga.

Las muchachas, de escasos 13 o 14 años, se volvían las queridas de viejos potentados, como ahora lo son de los capos del narcotráfico. La justicia, como ahora, era una farsa. Las autoridades solo se encargaban de proteger bajo un manto de impunidad a los verdaderos culpables. Por eso esta novela es un espejo de los  años más recientes en Monterrey: un ambiente parecido de descomposición moral y social.

El tiempo repite los mismos errores y cubre las mismas tragedias. Los años 30 son el reflejo histórico de la segunda década del siglo XXI. No se aprende con la historia. Estamos condenados a la podredumbre general. Hasta que un huracán, o el desbordamiento del río Santa Catarina inunde la ciudad y barra con todo el pasado que no cesa de ser un aberrante presente. Pero la impunidad sigue latente.


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