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2219 19 Octubre 2016

 


Despierta, Paco, despierta
Eligio Coronado

 

Monterrey.- En El encargo de Fernanda*, de Gabriela Riveros (Monterrey, N.L., 1973), hallamos el cuento «Mi hermano Paco», ambos textos premiados en los concursos de literatura infantil Castillo de la Lectura en los años 2000 y 2001.

Paco está dormido (o eso parece). Desde hace años permanece en cama. Natalia, su hermana mayor, intenta despertarlo por diversos medios: juegos, disfraces, obras de teatro, charlas, lecturas, cosquillas, películas, videojuegos, linternas, historias de terror y finalmente algo que sí funciona: una fiesta de cumpleaños.

Familiares, amigos, vecinos, conocidos, niños (¡cien!), globos, flores de papel, algodones de azúcar, muros para escalar, mascotas, concursos de baile, payasos, casa de espantos, enchiladas, flautas, sopes, columpios, dulces, piñatas y un enorme pastel de ocho velitas hacen el milagro.
Paco revela a Natalia que no dormía: estaba en una misión: construir “el Tercer Reino con un grupo de niños” para “devolver la imaginación a los del Reino de la Cabeza Vacía” (p. 53). Esos niños elegidos tendrán una “estrella color naranja pequeñísima detrás de las orejas” (p. 56).

También debía lograr que la gente comprendiera “la labor de los niños Dormidos, Sentados y los Vista Nublada” (p. 56).

Los del Reino de los Cabeza Vacía (que está en la Tierra) son niños que han perdido la imaginación: “no se interesan por tener aventuras ni amigos nuevos. Su mente siempre está en blanco. No pueden jugar si no tienen juguetes, (…) no pueden imaginar que son otra persona, no pueden dar vida a las cosas” (p. 47).

Por su parte, los niños Dormidos (como Paco) cumplen la misión de soñar para que “muchas de las cosas que vemos en la Tierra, sucedan. (…) Sueñan que el agua no salga del mar para inundar la tierra, que llueva para que los cultivos crezcan, que cada tarde se pinte un atardecer distinto en el horizonte, que cada animal tenga un idioma diferente, que las estaciones no se retrasen, que las estrellas sigan brillando sobre las ciudades, que los pájaros aprendan a volar, que no haga tanto calor, ni tanto frío” (p. 44).

¿Y los niños Sentados y los de Vista Nublada? “Los Sentados (…) no pueden caminar porque prestaron esa facultad” (…) para que (por ejemplo) “las piernas de los fugitivos tengan fuerza” (p. 45-46). Y los niños de Vista Nublada “cierran sus párpados durante años y nace en ellos la facultad de ver con el corazón. Desde su oscuridad solucionan los problemas de muchísimos hombres, mujeres, niños y niñas” (p. 45).

Pero poco después, Paco es secuestrado por los Cabeza Vacía, impidiéndole cumplir su misión, y Natalia tiene que ir a rescatarlo de nuevo, esta vez de El Jardín de los Mil Obstáculos.

¿Podrá Paco cumplir su cometido con tanto atentado? Ojala se apure porque ya somos muchos los que deambulamos por la Tierra con una pequeñísima estrella de color naranja detrás de las orejas y ya se nos empieza a desborrar con los años.

*Gabriela Riveros. El encargo de Fernanda. Monterrey, N.L., Edit. UANL, 2106. 56 pp., ilus. por Claudia Navarro. (Colec. Infantil.)

 

 

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