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2227 8 Noviembre 2016

 



Reducir el calentamiento
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- Por sus graves impactos ambientales, sociales, económicos y políticos, cuyas dimensiones son a escala mundial, el cambio climático o el fenómeno del calentamiento global es ahora uno de nuestros principales problemas globales y quizá el más grande desafío para la humanidad.

Para el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el calentamiento se debe a diversos gases. Entre ellos, el dióxido de carbono (CO2), proveniente de combustibles fósiles, mofles de coches y chimeneas industriales; el gas metano (CH4), derivado de las actividades agrícolas y ganaderas y, el óxido nitroso (N2O), utilizado en fertilizantes.

Estos gases de efecto invernadero pueden retener el calor en diferentes  proporciones. Las emisiones anuales desde 1990 han aumentado más de un 20%; es decir, aproximadamente seis billones de toneladas métricas.

La desforestación es otra causa que agrava el calentamiento. Según la FAO, al año se pierden 13 millones de hectáreas boscosas en el mundo. El efecto de catástrofes naturales en los últimos años se ha sobredimensionado, afectando principalmente a los países con economías más débiles.

El impacto que han dejado terremotos, tsunamis, ondas gélidas, incendios y sequías en diferentes regiones del orbe, han sido devastadoras con altos costos sociales y económicos, resintiéndose epidemias, hambrunas y desnutrición provocada por la afectación a los medios productivos de subsistencia, los cuales están ligados estrecha y fuertemente con las reservas naturales y con las actividades agrícolas, pesqueras y forestales.

La falta de condiciones de vida y los conflictos bélicos presentes en algunos países obligan a migrar a los más pobres hacía un futuro incierto, esperanza que se ve empeorada por la degradación ambiental.

Aunque tal escenario este fuera de nuestra realidad, México y Nuevo León, en particular, deben responder a la impostergable contaminación del aire, agua y tierra, como una política prioritaria de sustentabilidad que garantice el desarrollo económico, la salud y el bienestar social.

Uno de los retos más importantes del gobierno de Nuevo León y de la ciudadanía, es detener y revertir el deterioro acelerado de las condiciones del medio ambiente urbano, de las áreas naturales y de la flora y la fauna.

La forma más efectiva para afrontar y contribuir a la solución de esta problemática, es que realmente tomemos conciencia y tengamos la convicción de que el derecho-deber de conservar, usar y explorar los recursos naturales, de defender y restaurar el medio ambiente y de proteger y mejorar la calidad de vida, es un objetivo de orden superior en Nuevo León.

Para alcanzar dicho objetivo es necesario que los tres poderes públicos y los tres niveles de gobierno, en forma coordinada con la ciudadanía, demos pleno cumplimiento a las políticas públicas y a las acciones sociales tendientes a garantizar el desarrollo sustentable, con base en actividades permanentes de educación ambiental y de capacitación en empresas industriales y comerciales, en el sistema educativo y entre toda la sociedad civil.

Para evitar más daños a nuestros ecosistemas y a su biodiversidad, los actos de autoridad deben ir mucho más allá de clausuras totales o temporales de “pedreras” o de la suspensión parcial o definitiva de “concreteras”, escombreras y “plastiqueras”, cuyos procesos deficientes provocan altas emisiones de partículas a la atmósfera y riesgos a la salud y a la seguridad.

Las autoridades, en conjunto con la ciudadanía, no deben escatimar acciones que resulten en una mejor calidad del aire y, sobre todo, acometer la tarea de reducir el calentamiento del área metropolitana que cemento, concreto y chapopote generan de manera adicional a la deforestación urbana y al parque vehicular, pues cada año se rompen récords históricos en el termómetro y se corren riesgos de desabasto de agua por temperaturas extremas y por “golpes de calor” que impactan la salud de la población en general.

Todo lo anterior, implica acciones de reforestación extrema con árboles nativos, operación de sistemas de riego y vigilancia, atención a quejas y denuncias ambientales, así como el acceso al agua potable y limpia, a sistemas sanitarios, a vacunas y a cuidados de la salud infantil. Además, basta con operar efectivamente el sistema de monitoreo ambiental para informar a la población a diario y tomar medidas de mitigación para prevenir afectaciones a la salud ocasionadas por la alta contaminación atmosférica.

 

 

15diario.com