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1025 29 Marzo 2012

De época
Gerson Gómez

Monterrey.- Reconocer el poder de convocatoria de los medios regiomontanos no nos hace libres. Sino esclavos del pensamiento.
Anhelamos medios de comunicación de calidad. En un siglo donde, lo que sucede en el rincón más alejado, en segundos es conocido en el extremo.

Este es el siglo de la comunicación.

Por eso estamos aterrados.

No sólo en el amplio contenido de violencia de los noticieros, que son el espejo de lo que sucede en las calles. Sino que ha permeado la barra completa, una programación chatarra.

El cubo de basura en horario estelar.  No piense, apague su cerebro: duerma. Siga viendo la televisión.

El locutor de radio más popular, y por ende, el más escuchado, es ave experta en albures, que ni los humildes trabajadores del mercado de abastos, en su sencillez, utilizan para referirse a la conducta sexual.

Reconozcámonos en los ejemplos que nos muestran en tele y en radio. Como lo más bajo de lo bajo.

Estos personajes, los recordaremos con morbo. De época: oscura y banal. Cuando hayamos salido de este túnel histórico.

Pero ellos son nuestra equivalencia cotidiana, desde que aceptamos la tranza en la política y la ley del mínimo esfuerzo en la actividad laboral: ellos hacen como que pagan y yo hago como que trabajo.

La televisión libre, se olvidó en el espíritu de la ley: educar y promover las tradiciones.

Ahora, reímos con personajes sexistas y grotescos, como quien se mofa de la desplazada mental, y repetimos hasta el cansancio sus frases.

Nuestra conversación, albur perene, pero lo más grave: somos, por efecto de cauterización, invidentes y sordos intelectuales frente a la televisión y la radio.

 

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