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1096 6 Julio 2012

 

El costo de la elección
Samuel Schmidt

Los Ángeles, California.- Normalmente cuando algo sale muy mal en las elecciones los responsables asumen el costo y pagan sin chistar, excepto si es en México. Aquí lo común es evadir la responsabilidad.

El presidente del PAN aceptó que el resultado fue mucho peor de lo que se imaginaron, no solamente perdieron la presidencia, sino que perdieron gubernaturas que llevaban controlando mucho tiempo (Morelos y Jalisco), retrocedieron en el Distrito Federal, se quedaron solamente con Guanajuato.

No obstante el desastre y frente al clamor que debía renunciar, porque entre otras cosas se le acusa de haber abandonado a la candidata durante la campaña, el presidente del partido se niega a renunciar.  Esto anuncia un conflicto mayor, un retroceso en el partido, todavía que el país y su muy endeble democracia necesita una derecha inteligente, culta, sensata, que sea capaz de ayudar a orientar al gobierno y no una derecha acomodaticia y corrupta que negocie en lo obscurito para beneficio de sus líderes. A la mejor por eso la terquedad de su presidente que además fue acusado públicamente de actos de corrupción y tráfico de influencia.

El presidente del PRD no dice esta boca es mía. Hizo una declaración ilegal el día de la elección y se ha desaparecido del proceso pos electoral. Para él y su grupo puede ser una ventaja la derrota de López Obrador, por lo que no aceptará ninguna responsabilidad, además que gracias a la elevada votación de AMLO gozarán de una fortuna en prerrogativas de ley. El grupo ganó una gubernatura y desde ahí jugarán el mismo juego corrupto de siempre (el mote del nuevo gobernador de Morelos, Graco Ramírez, es Atraco Ramírez).

El Instituto Federal Electoral ha cometido de nuevo deslices inapropiados, se aferraron a realizar un conteo rápido con el validaron las elecciones, siendo que ellos manejan el único conteo oficial, ¿cuál es la prisa por dar a conocer un ganador? Titubean y justifican sus carencias en la ley, un día dicen que la ley no permite abrir paquetes y al día siguiente anuncian que abrirán más del 50% de los paquetes para volver a contar votos. ¿Por fin?

El proceso de nombramiento de consejeros que son tan ciudadanos como Gabriel Quadri era candidato ciudadano de un partido político. Es hora que renuncien en masa y que se abra un proceso en manos de la sociedad civil sin que los diputados tengan la oportunidad de ensuciarlo con sus enjuagues y componendas.

Siguen en la lista los encuestadores. Si tienen dignidad deben pedir disculpas, hacer público quién les pagó las encuestas y retirarse del negocio a tomar clases de ética. Es de risa ver las excusas que están generando aun aquellos que mostraban una diferencia de más de diez puntos entre lo que pronosticaban y lo que resultó, imagino que si hubieran sido honestos hoy estaríamos hablando de un escenario distinto, pero ese es el problema en un país donde al parecer todo tiene precio.

Finalmente, el costo de esta elección para los ciudadanos es muy elevado. Hay consenso general que las opciones con las se contaban eran pobres, se escuchaba en todas partes que la gente decía que iba a votar por el menos malo, no había ninguno bueno, y eso se repite en los diputados, senadores y autoridades locales. Una sociedad que tiene que escoger el mal menor, es una sociedad condenada a la postración.

Los mexicanos llevan mucho tiempo frente a procesos electorales descalificados, con autoridades que carecen de credibilidad, instituciones que no logran generar confianza, políticos que no buscan gobernar sino llenarse los bolsillos, hay un deterioro profundo del tejido político aunque las élites culpan a la sociedad.

Los gobiernos han tolerado que se genere una línea muy tenue entre el crimen y la autoridad y en ocasiones hasta han sido cómplices.

La sociedad se frustra de la política, no la entiende, pero resiente los estragos de un juego oculto y perverso y mientras más se oculta más se pervierte. Los políticos tienden a moverse en lo obscuro porque ahí realizan mejor sus negocios. Y mientras más se ocultan más frustran a la sociedad.

El mexicano desconfía de sus policías, de sus jueces, de la neutralidad de sus gobernantes, sabe que tiene que ponerse a buen recaudo para no ser víctima una y otra vez, y desgraciadamente, no hay proceso que permita liberarse de esas cadenas.

Las elecciones son un proceso para limpiar al sistema de los malos políticos, estos se niegan a aceptar su fracaso y se aferran a los puestos porque de ahí se enriquecen. Por eso las renuncias en este momento son urgentes, se requiere establos limpios.

Si el sistema no se corrige, encontraremos que en efecto el gobierno tiene el pueblo que se merece y el pueblo no merece algo mejor.

 

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