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1177 29 Octubre 2012

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Debates Obama-Romney
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- Es indudable que para México y los mexicanos lo que pase en la economía norteamericana es de interés de primer orden. No es de ahora, la relación económica con los Estados Unidos siempre se ha convertido en ventaja para ellos.

La economía mexicana es dependiente de la de los Estados Unidos. Ni con el petróleo en la mano, bien estratégico global, ha logrado México establecer una relación equilibrada.

En esta época de elecciones -el 6 de noviembre los norteamericanos van a las urnas a votar por la reelección de Obama, o la llegada de Mitt Romney-, no faltan analistas mexicanos que se dedican a comentar los pros y contras para México si gana el demócrata o el republicano.

En realidad nunca ha habido ganancias relativas para los mexicanos ni con unos ni con otros. Como dicen los apologistas de Washington: los Estados Unidos no tiene amigos, sólo defiende sus intereses. Y así ha corrido la historia. La independencia de México respecto de España fue un evento visto con simpatía por los norteamericanos: se trataba de romper relación de dependencia ante una potencia europea; la revolución mexicana mantuvo una relativa independencia frente a los Estados Unidos, gracias al estallido de la primera guerra mundial; la expropiación petrolera, cuando Lázaro Cárdenas coincidió con la necesidad de los Estados Unidos de un abasto de petróleo seguro en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. El “modelo de sustitución de importaciones¨ fue un éxito gracias a la coyuntura en la que los países industrializados estaban enfocados al esfuerzo de guerra y en tanto logran reorientar su producción industrial.

La importancia de cuál partido gobierna en los Estados Unidos no ha sido tan relevante para México como el ciclo en el que se encuentra la economía internacional.                           

En la actualidad los norteamericanos han perdido el liderazgo económico global y se vive una época de transición. Aunque buena parte de los capitales invertidos en las empresas chinas son de origen estadounidense, la dinámica de la economía china tiene cierta autonomía respecto de los Estados Unidos. La crisis de norteamericanos y europeos ha sido provocada por la imperiosa necesidad de colocar créditos a como dé lugar, respondiendo a la lógica de los “mercados” financieros. El modelo de desarrollo en el que están avanzando chinos, coreanos, japoneses, americanos europeos y rusos, será menos dependiente del petróleo para la energía, se está apostando a las energías limpias, menos dependiente de la mano de obra al encaminarse a la robotización y hacia una economía del conocimiento, el desarrollo sustentable, al menos en lo que significa sujetar la explotación de los recursos naturales.

Así que más que apostar a ver quién gana y dilucidar con quién nos iría mejor –si Obama o Romney, –valdría la pena analizar las tendencias de la economía internacional y el margen de maniobra que tiene México.

 

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