Suscribete
 
1235 18 Enero 2013

 

ANÁLISIS A FONDO
Los chicharrones del presidente
Francisco Gómez Maza

Desilusión entre las defensoras de los DH
El nombramiento de Lorena, mal recibido

Ciudad de México.- Contra facta non sunt argumenta. Y el hecho es que el presidente es el presidente, es la autoridad elegida por las mayorías del pueblo. Autoridad, siguiendo la teología aristotélica de los grandes teólogos de la cristiandad, sobre todo Tomás de Aquino: la autoridad viene de dios.

Y en ese contexto filosófico teológico, el presidente de la república es el non plus ultra, inclusive por encima de los otros poderes, el legislativo y el judicial. Y aunque el presidente diga que será un presidente democrático, no puede serlo. Le ganan sus propios intereses, legítimos, porque es el presidente, el jefe del poder ejecutivo. Y su palabra es ley.

Esto tendrá que aceptarlo la infinidad de organizaciones defensoras de los derechos humanos de las mujeres, que creen que el Instituto Nacional de las Mujeres es en realidad un aliado de las mujeres y trabaja por la igualdad entre las mujeres y los hombres. Nada más alejado de la realidad. El Inmujeres es una institución más entre todas, cuyo objetivo es aplicar la política de género del gobierno en turno.

Infinidad de organizaciones feministas y mujeres en lo individual están en desacuerdo con la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de no consultarles acerca de quién sería la candidata idónea para la presidencia del Instituto de Marras. Alguien que, además de los conocimientos, la capacidad, tuviese la sensibilidad para entender, para escuchar el reclamo de las mujeres, particularmente en lo que toca a la igualdad, que de la desigualdad provienen todas las violaciones a los derechos humanos de las mujeres.

El martes 14 el escribidor se refirió a que la mayoría de las agrupaciones de feministas estaba preocupada ante la indefinida política del presidente en el tema de la aún muy lejana igualdad de género. En esa ocasión, casi se tenía la seguridad de que se hubiera consumado una imposición con cara de decisión democrática, con la ayuda de la operadora del presidente, Rosario Robles.

Pues sí. El presidente no actuó como el presidente democrático que ha insistido en proclamarse. No escuchó los llamados a la evaluación del perfil y las capacidades de las candidatas. Le habían dicho que la nueva dirigente del organismo presuntamente defensor de los derechos humanos de las mujeres, tendría que tener capacidad probada, conocimientos amplios y trayectoria relevante.

La candidata idónea era Teresa Incháustegui Romero, con un impresionante currículum académico, de “servidora” pública, de docente y sólida experiencia en el manejo de la política de género.
Pero no fue así. Peña Nieto se fajó los pantalones, como señor de la casa. Y designó a su amiga.

De nada valieron los exhortos de las representantes de las organizaciones de mujeres y de diferentes sectores del movimiento amplio, de que el nombramiento emergiera de un proceso democrático, en el que se privilegiara la revisión de perfiles y capacidades.

El presidente designó a Lorena Cruz Sánchez, como lo dio a conocer ayer la Presidencia de la República. El nombramiento es perfectamente legal porque la decisión presidencial está de acuerdo con el artículo 17 de la Ley del Inmujeres. Pero el currículum de Lorena está muy lejos ser el de una defensora de los derechos humanos femeninos. Es administradora. Es servidora pública como les gusta que les digan a los burócratas de primer nivel. Pero no la quieren las mujeres, pues.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com