La justicia habla francés
Hugo L. del Río

Monterrey.- Florence Cassez está libre, a menos que a la burocracia se le ocurra una argucia de última hora para sacarle un billete. Pero el dato oficial es que ayer mismo abordaba el avión para regresar a Francia.

Me da gusto. Supongo que nunca sabremos si fue inocente o culpable. El Poder Judicial mexicano se caracteriza por la corrupción, el servilismo ante el Ejecutivo y, cereza del pastel, la incompetencia o, para decirlo mejor, el valemadrismo forrado de opacidad.

Garbanzo de diez libras: la suprema actuó con profesionalismo. Se violó a lo bárbaro el proceso debido de ley y en una nación civilizada esto basta y sobra para anular el juicio y dejar en libertad al reo.

Hasta ahí, vamos bien. Pero…

• Desde un principio se puso en claro que Genaro García Luna, el top cop del calderonismo, hizo un montaje del arresto de Cassez para beneficio propio y entretenimiento del respetable.

• Calderón lo sabía, desde luego. Estamos hasta la madre de esa cobarde evasiva de los mexicas. “Si el presidente supiera…” “La culpa la tienen los consejeros”. No nos hagamos pendejos:

El preciso sabe y si quiere les hace caso a sus asesores y si no los manda mucho a ver si la marrana puso huevos azules.

Entonces ¿por qué toleró y hasta solapó el michoacano las pillerías de García Luna? El episodio de Cassez es sólo el eslabón de una larguísima cadena de injusticias, abusos, asesinatos y toda suerte de actos ilícitos perpetrados por GL y sus encantadores muchachitos.

¿Por qué lo aguantó Calderón?

Afloran tantas posibilidades: 

• GL le sabía algo y lo extorsionaba.
• Eran cómplices en crímenes, raterías et al.
• Fueron amantes.
• Fuerzas más poderosas que la presidencia de México obligaban a Calderón a mantener en su puesto a GL.

Hasta ahí mi lista de posibilidades. Si algún alma caritativa quiere agregar algo, adelante.

El otro terreno por explorar duele. Y duele mucho.

Me pregunto si Cassez habría recobrado la libertad de haber sido ciudadana mexicana, prietita y sin dinero ni apoyo político. ¿Usted qué cree?

Doña Florencia tuvo el soporte del Estado Francés. Del presidente Francois Hollande y, hasta el más humilde “clochard”, los franceses cerraron filas en defensa de su paisana.

Gestiones diplomáticas, intervenciones personales de Hollande, periodicazos un día sí y otro también –ayer, la liberación de madame fue la nota principal y ocupó casi toda la primera página de Le Monde y los diarios más importantes–.

Se juntó dinero, se multiplicaron los apoyos. La injusticia se convirtió en escándalo mundial. Varias toneladas de mierda cubrieron al águila, a la víbora y al nopal. Los franceses se portaron muy bien. Los aplaudo y los envidio.

Peña Nieto no movería un solo dedo para auxiliar a un mexicano que recibe trato injusto en otro país.

A los medios les valdría un adarme y nuestro pueblo, bueno, esa masa autocomplaciente, entontecida y analfabeta que llamamos pueblo, capaz de pasar de pie en el frío o la lluvia dos o tres días con sus noches para comprar el boleto del fut, se preocupa más por la cruda del portero que la tragedia de uno de los muchos mexicanos a quienes el sheriff Arpaio goza en humillar y torturar.

Carajo, de perdiz podríamos organizar un boicot económico contra Arizona u obligar a estos tíos ridículos que son nuestros gobernadores a que no asistan a las reuniones anuales con sus colegas gringos. Pero vivimos en un país donde el patrón agarra a putazos al empleado y si éste se queja, lo despide.

En fin: no creo que a Peña Nieto le importe mucho hacer justicia. Lo suyo es desacreditar a Calderón –como si hiciera falta– y normalizar la relación con Francia.

Pero chueco o derecho se hizo justicia –a menos que al cuarto para las doce la burocracia salga con su domingo siete–, qué bueno que el gobierno y el pueblo francés saben defender a los suyos.

Y qué lastima que nosotros ni queremos ni podemos hacerlo.

El fut, usted sabe.