MALDITOS HIPSTERS
El vaquero negro
Luis Valdez

Monterrey.- Tarantino es uno de esos directores que no quedan mal. Entretienen y nos dejan con ganas de ver más cine. Es un creador y un destructor. Django es un personaje igual de peligroso.

De entre los esclavo negros (todavía no serán conocidos como afroamericanos) sale Django. Advierte a sus contrincantes que al decir su nombre no se pronuncia la letra “D”. Es un típico personaje de Tarantino con diálogos ingeniosamente duros y pistolas que se disparan constantemente a los largo de toda la película.

Procure usted, tarantinesco lector, un cine de cómodos asientos, y una tarde en la que pueda disponer de tres horas, porque la mitad del día se le irá entre la oscuridad de la sala, el sonido de los balazos, el olor de los tenis que suben los demás clientes en los respaldos a espaldas de usted, y el masticar de puñados de palomitas. Allá usted si quiere sorber de su refresco cada que escucha un balazo, porque inevitablemente habrá de ir al baño. ¿Se aguantará las ganas de ir a orinar? Django no respeta este tipo de necesidades.

¿Ha recorrido de la mano de Tarantino los géneros de gangsters, road movie, karatecas y guerra? Pues ya era hora de que viéramos qué tal se las gasta en una de vaqueros. No hay bailes en pistas de restaurantes hipsters, ni patadas con sus respectivos golpes de la muerte, pero sigue sin faltar la sangre. Sangre a chorros como suelen ser sus historias cada que le perforan el físico a un infortunado.

No espere ver una película con el espíritu libertario, oficialmente gringo de lo que hace Steven Spielberg. Tarantino está más cerca de “Abraham Lincoln Vampire Hunter” que de “Lincoln”. Ésta no es una película cursi. Es el cine de aventuras del siglo XXI.