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1246 4 Febrero 2013

 

Si todavía cree en los cuentos  
José Antonio Villalobos

Monterrey.- La actual campaña mediática del gobierno federal ataca a las voces de la sociedad y de la oposición calificándolas como mentirosas. La pregunta aquí sería: ¿usted le cree a Peña Nieto?; ¿le cree a Chuayffet? Yo definitivamente no.

¿Por qué esa posición tan radical y desesperada? Tal vez sea por que el equipo de mercadotecnia y publicidad del gobierno federal ya no encuentra la forma de convencer a una sociedad cada vez más informada, más politizada y más consciente del discurso con doble moral que generalmente asumen los tres niveles de gobierno.

Ya no somos más un pueblo sin memoria histórica, ya no somos más un cúmulo de individualidades aisladas gritando al vacío. Hemos aprendido que la unidad nos fortalece; hemos aprendido que las "recetas" de gobierno se reciclan de nación en nación, período por período; hemos aprendido que si a otras naciones les ha ido mal con las políticas neoliberales de libre mercado, podemos experimentar en nación ajena y evitar ese sufrimiento en nuestro país; hemos aprendido que lo que se ve, no se juzga y que por más estadísticas triunfalistas que pregonen en el canal de las estrellas, la pobreza, la marginación, grita en cada entidad de nuestro país, grita no pidiendo limosna sino pidiendo que la dejen ser, que se le reconozca y no se le oculte tras un discurso o un decreto presidencial.

En el caso concreto de las ciento y tantas reformas enarboladas tras la faramalla mediática denominada "Pacto por México", considero es un remanso de buenas intenciones, de muchos quereres y pocos haberes. Le quieren vender al pueblo la idea demagógica y paternalista de "voy a hacer esto y aquello", como el viejo chiste del político demagogo que promete a los votantes poner un puente, y al ser abordado por su asesor: "Señor, aquí en éste pueblo no pasa ningún río", sólo atinó a agregar a su discurso, "Pues también el río se los ponemos, faltaba más".

Más o menos así me suena Peña Nieto cuando dice que la Reforma Educativa será para elevar la calidad de la educación, y que la Reforma Laboral creará miles de fuentes de trabajo, nos promete el qué, pero no nos dice el cómo, se le olvida resaltar las famosas "letras chiquitas" de todo contrato. Ahí es donde viene el desencanto.

Asentando en un contexto escolar real la pretendida "evaluación justa a los maestros con base en su desempeño", yo cuestiono: ¿cuál metodología se aplicará para medir ese desempeño?, ¿continuará dándole un valor preponderante a los resultados del instrumento estandarizado llamado enlace?, ¿tendrán repercusiones sobre la permanencia en el trabajo dichos resultados?

Digo, el mundo entero exige a gritos justicia, no mendiga caridad. El trabajo es un derecho a defender, no un privilegio para contrarrestar; y la educación misma es también un elemental derecho, inalienable a la condición humana. ¿Qué pues pretenden los gobiernos con éstas políticas públicas excluyentes, con tintes de segregación?

¿Por qué digo lo anterior? Los alumnos de primaria y secundaria saben bien que "por decreto" ya no habrá reprobación gracias al nuevo modelo de evaluación trianual o por ciclos, eso lo tienen muy conscientes los padres de familia y los alumnos, eso es un fuerte ingrediente a la hora de responder el examen de Enlace, el cual el alumno sabe que no repercute directamente en su evaluación final.

El resultado, lo responden al "De tín marín de do pingüe o Ave María dame puntería", si así es la realidad, y cuando algún directivo ha dado la instrucción a los maestros de promediar el resultado de Enlace con la calificación bimestral, se han dado casos en que los padres airosos van y exigen, reclaman que no sea considerado dicho resultado, pues "bajará mucho el promedio", digamos de un alumno de 6° de primaria o de 3° de secundaria; ah, ahí sí exigen su derecho, y hasta van a la oficina regional de la SEP a exponer su queja, y qué sucede: se da al directivo la orden de retractarse de dicha instrucción porque atenta contra los derechos del alumno.

¿Y el maestro entonces no tiene derechos?, porque él sí puede perder desde un estímulo económico, incluso su empleo, por causa del desatino de sus alumnos a la hora de responder sin responsabilidad una evaluación. Eso es sólo una de las partes con letras chiquitas que no dice el spot televisivo que pretende vender la idea de que la Reforma Educativa es lo mejor. Repito la pregunta y mi respuesta personal: ¿usted le Cree a Peña Nieto?; ¿le cree a Chuayffet?

Yo definitivamente no.

 

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