LA VENTANA INVISIBLE
El Submarino Amarillo
Jorge Villalobos
Torreón.- Leo las noticias mañaneras de El Siglo de Torreón para intoxicarme de la estulticia de nuestros dirigentes todos, repúblicos y privados y, también para satisfacer mi morbo profesional –soy comunicador– acerca de los occisos eventuales del afamado crimen organizado y desorganizado en esta tierrosa comarca otrora lagunera.
Caen mis ojos en la foto que exhibe balaceadas vidrieras de fachada giro-negro-cheve y chavas. Sangre. Cuatro jóvenes asesinados más dos heridos fue el registro funesto del Bar Texas.
Precisamente, vuelco al tiempo, justamente el local que 18 años atrás, esperanzadoramente, se estrenaba como restaurante-canta-bar y cuyo nombre fue El Submarino Amarillo.
Recuerdo el escenario, las noches ahí, los compañeros y compañeras departiendo tranquilamente. Origen, auge y caída fugaz de una breve empresa escamoteada por el rentero con la vieja práctica de a ver cómo les va. Y como nos iba bien, nos fue mal. Pensaba.
Rentero hoy perjudicado. Karma, pensé. Coincidencias, causas y azares. Pero ahora, al sumergirme en aquel pasado y regresar al presente, me horroriza haber creído que todo tiempo pasado fue peor. Y hago muchas suposiciones.