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1288 3 Abril 2013

 

PUNTOS CARDINALES
Un país bello
Oscar Palacios

San Cristóbal de Las Casas.- Cuando Grecia instituyó la democracia –“La ciudad y el pueblo han decidido que…”–, también dejó que apareciera una sui generis contraindicación: la demagogia, esa que en nuestros tiempos sigue siendo la capacidad de algunos individuos, particularmente carentes de prejuicios, de encender los ánimos de la gente a fin de explotar su lado irracional y de paso arrastrar a los representantes populares a aprobar decisiones arriesgadas o perjudiciales para el bien público. Entre una y otra también se asomó la tiranía.

Historia vieja, dirán algunos. La democracia ha avanzado, agregarán otros. Ese es el quid de nuestros problemas: la desmemoria.

Hoy las cosas siguen igual, todo es cuestión de matices. La democracia es una ilusión que han manipulado muy bien. Gobierna la demagogia y se asoma el rostro maquillado de la tiranía.

¿Exagero? Veamos: el pueblo está adormecido –para eso está la caja idiota– y apenas respira para resolver sus problemas ingentes. Y es así como llegan los gasolinazos, el alza al transporte, la desaparición de la canasta básica, la falta de medicamentos en la seguridad social, el escuálido –e insultante– aumento del salario mínimo, por citar algunos ejemplos.

¿Y en cuanto a la tiranía? No vayamos lejos, acabamos de ver partir, loco de contento con su cargamento para algún paraíso fiscal, a un tiranuelo de aldea como Juan Sabines Guerrero, que hizo y deshizo de vida y honras, que arrasó con los dineros del pueblo y sigue campante –y tronante, porque supongo que se la sigue tronando– por estos caminos del señor que acaban de crucificar y que hasta ahora no hay poder humano –porque las armas legales están– que se atreva a llamarlo a cuentas.

Todo esto enmarcado en la figura del aspirante a prócer reformador, que desde el poder central va por el mismo sendero de la triada democracia –en el papel–, demagogia en la elocuente palabra y tiranía: esa gendarmería que viene y que me recuerda la guardia civil española del franquismo, de negra y cruel historia.

Y es que basta escuchar al hacendario Videgaray, lo que hemos escuchado desde hace cincuenta años: “Si hacemos los cambios necesarios vamos a crecer más”. Y ha de ser cierto, crece la pobreza y los negocios de los Slimes.

Ya conocemos las mañas de la dictadura perfecta –MVLL, dixit–. Setenta años en el poder lo garantizan, ¿nuevo PRI? Pues sí, antes para peinarse el copete se usaba brillantina –glostora– y ahora gel. Rostros viejos con ideas viejas. Después de todo, aquí no pasa nada. Qué tanto es tantito: cerca de tres mil muertos en los primeros cuatro meses de la llegada de Mr. Monex como el supertlatoani. Cosas veredes mio Cid.

Chiapas
El diputado Fernando Castellanos Cal y Mayor es el nuevo presidente del Congreso del Estado. Sustituye a Noé Castañón Jr, orgullo del nepotismo del secretario de Gobierno del mismo nombre. ¿Qué hará este tontuelo de oficio ahora que ya no tiene los reflectores?, ¿qué nuevas prebendas –económicas y políticas– le buscará papi?, ¿ambos se irán al merecido ostracismo?

Ojalá que Fernando Castellanos no nos salga con otra “botaniza” en el Congreso o se ponga a cerrar bibliotecas. Tiene 26 años y su protector 32. Así que sean positivos y sumen las dos edades que sumarían 58 y eso garantiza experiencia, ¿o no?

El abogado Horacio Culebro Borrayas mantiene la flama encendida para que no se olvide el Sabinato. Presentará una denuncia formal contra el susodicho. Lo acusa de todo, como en botica. Y resulta que tiene razón.

En tercero de primaria era libro de texto “Los cuentos del abuelo” de Angel M. Corzo. Lo quitaron los presuntos modernizadores de la educación. Es una síntesis amena de nuestra historia local. Esto viene a colación por “Las cartas del abuelo”, esas que andan circulando en la red y que firma el abuelo materno del ciudadano gobernador. Se ve que hay mano negra por ahí. Lo digo por la redacción, el lenguaje, los conceptos. Pero lo haya escrito él o no, el caso es que tiene un buen de razón.

Y ya circula otra denuncia que no tiene desperdicio. La transa en las obras del río Sabinal en la anterior administración capitalina del prófugo Yassir. Hay varios involucrados y una vez más resalta la complicidad en los tejemanejes del saltibanquis diputado Emilio Salazar Farías, quien como secretario mañocipal lo signa como cómplice.

A don Emilio, hoy también coordinador de la bancada verde del congreso, lo golpea el pasado que vuelve. Por más que sus corifeos lo alaben diariamente, de pronto salta una nota que le quita la máscara. Y ojo, preside la comisión de hacienda. No les digo.

Ya estamos en el cuarto mes y no pagan la pensión a los “Premios Chiapas”. Chiapas avanza.

Y ya con esta me despido. Terminamos griegamente, al estilo Pericles: “amamos la belleza, pero con mesura”.

 

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