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1378 7 Agosto 2013

 

El descaro de la corrupción
Jesús González

Monterrey.- Cada cierto tiempo, y al ver la descomposición que vivimos en Nuevo León, me llega a la mente la frase de Roberto Zavala, padre de Santiago, quien fue asesinado por la corrupción en el incendio de la Guardería ABC en Hermosillo hace 4 años: Nosotros somos los culpables.

Y me viene a la mente cada vez que veo la forma en que la clase político/empresarial ejerce el poder en Nuevo León, ya sea con puesto público (o simplemente con suficientes influencias) sin que la población pueda ejercer ningún control sobre ellos. Una manera suicida de sobrevivir en esta ciudad, en este estado: el no interesarse por nada de lo que pasa.

No podemos controlarlos y sufrimos la manera en que ejercen el poder descomponiendo a su vez a quienes los rodean; vemos como desde una tienda departamental abren una cuenta de crédito con los datos de una mujer desaparecida hace dos años, con tal cinismo que la familia tuvo que pasar el trago amargo de exigirle explicaciones al visitador de esa tienda departamental sobre el uso de los datos de su hija.

Vemos como sale a un evento público, en Guadalupe, Pedro Morales Somohano, ex director del Instituto de Control Vehicular, que el año pasado “perdió” cientos de miles de placas para automóvil y que además tiene una deuda de miles de millones de pesos que pagaran los contribuyentes. Sale confiado en que nada le pasará, la impunidad le cubre, rodeado del diputado Francisco Cienfuegos y del Alcalde Cesar Garza se sabe protegido, sale para medir si la población es capaz de reclamar que siga en libertad.
Sus cálculos son buenos: la población no se indigna.

Vemos como el ex director de Metrorrey, Mario Guerrero Dávila, quien tuvo que renunciar a su puesto el año pasado en medio del escándalo de la ordeña de recursos en el metro de la ciudad, vía taquillas hechizas colocadas en las estaciones, hoy abre la Escuela Superior de Procesos Electorales, donde enseñara a los jóvenes a administrar campañas políticas: el mapacheo institucionalizado con recursos públicos.

La incontenible corrupción que “obliga” al ciudadano a dar mordida al policía de tránsito, es el principal problema hoy por hoy en Nuevo León, está normalizada en la entidad.

Y si, es cuando regresa la frase dolorosa de Roberto Zavala, ¡nosotros somos los culpables! Se denuncia que las instalaciones de Ternium en mal estado y la subcontratación de personal no especializado es la causa de la explosión que asesinó a 10 trabajadores hace unos días, y la Procuraduría de Nuevo León sólo menciona en su peritaje un “accidente”.

Mientras el gobernador del estado celebra que cumplimos 15 años sin huelgas sindicales, por otro lado la Federación Nacional de Sindicatos Independientes, organismo pro patronal que agrupa a miles de empleados, es dirigida desde la cárcel de Chihuahua porque sus líderes están presos por secuestro. Ejemplos de la vulnerabilidad en la que se desempeñan los trabajadores de la otrora capital industrial de México.

Nosotros somos los culpables, nosotros pagaremos la deuda de más de 70 mil millones de pesos que sirvió para financiar campañas políticas.

Hace unos días una persona me dijo que no tenía ningún interés en los miles de millones de deuda pública que tiene Agua y Drenaje de Monterrey, que mientras él pagara su agua, lo demás no le importaba. Nosotros somos los culpables. Se quedó pensando cuando se le explico, que el único ingreso de Agua y Drenaje de Monterrey es el cobro del servicio de agua, y que en caso de que no pudiera pagar su deuda tendría que subir sus tarifas, con lo que al final, el afectado habría sido él mismo.

Nosotros somos los culpables Don Roberto, cada vez me queda más claro.

PD. El robo de identidad está a la alza en Nuevo León, al menos tres casos cercanos en las últimas semanas de gente que, en su domicilio, recibe estados de cuenta que no son suyos con créditos de nómina abiertos.

 

@proyectoepuente

 

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