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1398 4 Septiembre 2013

 

FRONTERA CRÓNICA
¿Qué ha hecho mal el magisterio?
JRM Ávila

Monterrey.- Sólo por poner un ejemplo, en Puebla cada diputado recibirá un millón de pesos anual por gestión social, 615 pesos con 18 centavos al mes por concepto de telefonía y 4 mil pesos al mes para gasolina. ¿Y cada docente? Ni pregunten, que de eso no estamos hablando.

Se sabe además, que cada diputado federal tuvo en 2012 un ingreso bruto de un millón 218 mil 840 pesos, y aunque no sabemos a cuánto ascenderá su ingreso bruto en el 2013, no estaría de más preguntarse cuánto ganan los docentes calificados como revoltosos que andan defendiendo las raquíticas prestaciones que aún les quedan.

Cualquiera se da cuenta de las razones por las que los diputados aprueban con la mano en la cintura, desparramados en sus cómodos asientos (no tan cómodos como ellos mismos) y hasta con los ojos cerrados las leyes que les caigan. Por eso, la noche del domingo 1 de septiembre, los diputados aprobaron la Ley General del Servicio Profesional Docente.

Y lo peor de todo es que, de noventa y tres diputados del Partido de la Revolución Democrática, cincuenta y tres votaron a favor de la ley. Si se supone que en ellos tuvimos puesta nuestra esperanza durante los últimos dos comicios federales, ¿no debemos considerarlos traidores?

Pero claro, está de moda que ahora se culpe al magisterio de todo lo que va mal en la República Mexicana, como si los docentes  hubieran soltado los demonios del narco o amañado las elecciones de 2006 y 2012. Nada más falta que ahora los diputados se defiendan diciendo que sus maestros los enseñaron a traicionar.

No es reprobable que se pretenda evaluar el desempeño docente frente a grupo, pero esto no se evalúa con exámenes escritos, sino asomándose a las aulas para ver dónde, cómo y con qué recursos trabajan las y los docentes, y sobre todo brindándoles apoyo real, no demagógico.

Yo cuestionaría: si la Ley General del Servicio Profesional Docente es vista como la panacea para resolver los problemas educativos de nuestro país, ¿por qué no la adecuamos y se la aplicamos a los diputados de los estados y a los de la federación, a ver si la aprueban al vapor y en lo oscurito?

El magisterio no gana tanto como los diputados, quienes se asignan sueldos de país primermundista y legislan como si fuéramos un país de quinta categoría; y, para acabar pronto, el maestro se compromete con las causas del pueblo y trabaja codo a codo con él, lo cual no puede afirmarse acerca de los diputados.

No estaría de más preguntarse si el ingreso bruto en 2013 de cada docente en el país rebasará cuando menos la décima parte de lo que gana cada diputado federal. Y entonces tendremos que preguntarnos, en cuanto a buenos salarios para servidores públicos: ¿el magisterio cuándo?

Es cierto que lo de la evaluación es una tarea pendiente pero no con fines persecutorios, sino para ver en qué se ha fallado y corregir rumbos académicos.

Pero si alguien quiere culpar a las y los docentes de todos los males de este país, empecemos por preguntarnos: ¿qué ha hecho mal el magisterio para que tengamos diputados tan vendidos como éstos?

 

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