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1398 4 Septiembre 2013

 

Plantón para el viernes
David Carrizales

Ciudad de México.- Querido Diario: los últimos días han sido difíciles para mí, pues he vivido situaciones que cuestionan algunos de los fundamentos y principios de mi vida personal y profesional. El periodista no es la noticia, y no es prudente hablar mal de los demás.

Siempre he sostenido que aquel que habla mal de los demás habla mal de sí mismo, y por eso había querido mantener en bajo perfil, y de preferencia en privado, mi problema con La Jornada a raíz del despido que sufrí después de 22 años de ser su corresponsal en Nuevo León.

Sin embargo, el silencio de la empresa ante mis reclamos de una justa indemnización o la reiterada falsa promesa de analizar mi caso, me obligaron a presentar una demanda por despido injustificado, a sabiendas de lo complicado y lento que resulta el sistema de justicia en general y en particular para los trabajadores. La otra alternativa era depender totalmente de la “buena voluntad” del patrón que me había despedido sin consideraciones.

Ya parezco Chava Flores enviando cartas a Eufemia, dos a Carmen Lira y una a la jefa de Estados, Mireya Cuéllar, para buscar un arreglo conciliatorio; a ninguna le dieron contestación. Claro, ellas tienen su ingreso asegurado, qué les preocupa la suerte de uno de sus ex empleados.

Estuve cuidando no desgastarme ni afectar la imagen del periódico al que serví por tanto tiempo, y con el que profesionalmente me comprometí y sigo considerando uno de los mejores del país. Sin embargo, ante el silencio de los directivos de la empresa, que en privado ignoraron mis reclamos, he querido probar si haciéndolos públicos obtengo resultado.

El próximo viernes a las doce horas, iré a plantarme frente a las instalaciones de La Jornada para pedir una respuesta que no es ni siquiera lo justo para resarcir las prestaciones y derechos que se me negaron todos los años que laboré para el periódico, sino simplemente tres meses por despido injustificado, doce días de prima de antigüedad por año laborado, topada a dos veces el Salario Mínimo Profesional y 20 días por año laborado acorde al salario diario integrado que devengaba.

Siempre he sostenido que el comunicador no es la noticia, por eso me siento extraño escribiendo estas cosas. De verdad que resulta más fácil abogar o escribir sobre las causas de otros que pedir por la satisfacción de las mías, pero es necesario que uno aprenda también a defenderse.

 

México, Distrito Federal, tres de septiembre de 2013.

 

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