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1398 4 Septiembre 2013

 

Me voy con los maestros, por la izquierda
Carlos Caleb

Monterrey.- Queda claro para quién trabajan los grupos políticos en México. Con la aprobación de las recientes leyes y la amenaza de regalar la riqueza del país a particulares a través del diseño perverso y la aprobación en bloque, sin discusión, análisis o reflexión de leyes injustas, observamos que obedecemos a la clásica pirámide capitalista.

El gobierno mismo, aunque puede enriquecer a algunos de sus miembros, fundamentalmente está al servicio de los capitalistas más poderosos del país y/o del mundo.

En este sentido, Peña Nieto, (que debería estar a nuestro servicio) luce como un empleado de los que ostentan el poder económico, con  la misión de entregar el país. Para ello tiene a su servicio a los poderes judicial y legislativo que con autonomía deberían mantener el equilibrio de gobierno, sin embargo se someten a las decisiones del ejecutivo y de los grandes empresarios.

Qué lástima que la mayoría de los mexicanos no pudieron observar el “análisis” y la “discusión” de los diputados para la aprobación de la Ley General del Servicio Profesional Docente. No me asusta la evaluación a los maestros, sino el proceso, el contexto y las condiciones en que se propone. Todavía más: no me llama la atención el contenido de la Ley tanto como la actitud y acción de la mayoría en el congreso.

Los partidos PRI, PAN, VERDE y PANAL votaron en bloque, sin escucha, sin análisis, sin criterio, atendiendo la línea señalada por el ejecutivo (aunque quizá el PAN votó a favor por su propia ideología de derecha). Y desde fuera del congreso el SNTE, y los medios de comunicación de mayor poder generaron condiciones para aceptar la imposición, haciéndola pasar como necesaria y justa.

¡Nada más diferente a lo que nos han querido hacer creer! Los medios nos han bombardeado con información de los maestros disidentes y de los integrantes de partidos de izquierda, como gente crítica, negativa, revoltosa, destructiva. Finalmente, los maestros democráticos fueron los que mostraron prudencia, respeto, humanismo y propuesta. Lograron incidir, aunque mínimamente, al incluirse algunas de sus propuestas para atenuar la ofensiva de la ley hacia el magisterio. Por su parte, los diputados de izquierda  resistieron, argumentaron, propusieron desde el Congreso, aunque como en la selva, se impuso la ley del más fuerte. Las razones de la izquierda a favor del sistema educativo fueron destrozadas por la irracional y mayoritaria aplanadora de los partidos de derecha.

El problema que se está generando a través de este tipo de gobierno deshonesto, de ultra derecha, represivo y autoritario, va más allá del ámbito educativo. La inconveniencia de esta política neoliberal es que estamos arribando a un moderno esquema de esclavitud derivado de la voracidad insaciable de los acumuladores, que al no encontrar límites se están apropiando del mundo, incluyendo al hombre mismo.

El problema es que la gente, a fuerza de no tener empleo digno, de carecer de acceso a los derechos humanos fundamentales, de ser cada vez más pobre y de no encontrar alternativas de mejora por las vías legales o pacíficas, se revela ante la opresión por la vía violenta.

La crisis de inseguridad local y nacional lo está demostrando. Es difícil generar condiciones para mejorar las prestaciones de los trabajadores mexicanos. El Poder Legislativo nos acaba de dar una lección al respecto, con la aprobación de leyes sin que medie la reflexión o la razón, sólo a pedido del poder supremo aunque sea en contra de los intereses del pueblo mexicano, al que deberían representar.

Dentro de esta enorme contaminación del poder político y económico en el país, observamos un asomo de congruencia, algo de honestidad, algo de preocupación por lo que ocurre a las mayorías y no sólo a unos cuántos.

Yo seguiré de cerca esa posibilidad que se abre con los maestros democráticos y con la izquierda mexicana, necesitamos más gente comprometida con la gente y menos vende patrias a cambio de migajas. Es necesario que de una vez aprendamos que lo que perjudica a las grandes mayorías nos perjudica a todos; necesitamos saber que una sociedad más justa, con mayores y mejores oportunidades de desarrollo nos beneficia a todos.

Debemos darnos cuenta de que la política de izquierda no pretende quitarle a los ricos para darle a los pobres, pero sí que podamos vivir con dignidad y en armonía.

Esto debiera ser de interés general, porque nos beneficia a todos. Ojalá despertemos del letargo en que vivimos, porque si no nos acaba la injusticia, nos acabará la violencia que ésta genera.

 

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