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1696 25 Octubre 2014

 

 

Amenazas latentes
Carlos Villarreal

 

Monterrey.- La economía mexicana no encuentra salidas viables y posibles al crecimiento y al desarrollo. Después de la crisis de 2008, la economía se encuentra en niveles que no satisfacen los requerimientos de crecimiento que necesita el país.

El nuevo gobierno de Peña Nieto entró en diciembre de 2012, con metas altas en sus criterios generales de política económica para 2013 y 2014; ofreció metas que han sido incumplidas y que incluso han puesto en evidencia la incapacidad del equipo económico del gobierno para conducir la economía del país.

Pero no sólo eso, sino también se reitera lo inviable del modelo económico que ha matenido comprimidos y a muy bajos niveles los salarios del país. Con Peña Nieto siguen cayendo el poder adquisitivo y las oportunidades para salir de la pobreza.

México es el país más pobre en términos relativos de toda América Latina; estamos entre los de más bajos salarios, y posiblemente también somos el mayor paraíso para la corrupción y la impunidad de funcionarios y empresarios inescrupulosos, que lucran con las finanzas públicas y mediante prácticas ilegales se apropian de grandes recursos del país.

Ese modelo económico y la incapacidad real de conducir el gobierno federal le ha significado a México rezagarse respecto al mundo de manera muy radical. Treinta años de metas incumplidas, de un fracaso rotundo en lo económico.

La perspectiva para los siguientes cuatro años tampoco es favorable. Las condiciones económicas presentes, tanto al interior del país como las internacionales, se mantienen en la incertidumbre y sin evolución favorable.
La alternativa está en un cambio de dirección de la nave y de pilotos.

La política también se encuentra en una coyuntura grave. Los partidos están algunos resquebrajados en lo interno, otros son un feudo sin vida real partidaria, como el PRI y sus satélites el Verde, Nueva Alianza, etcétera. Y   lo más grave, los partidos en un régimen como el actual, están muy alejados de la sociedad, muy desprestigiados.

Y ahora el país está en medio de una crisis de gobernabilidad en varios estados de la república y tocando muy de cerca incluso hasta la propiar epública, provocada por actos realmente nefastos para cualquier sociedad que se pretenda erigirse como una sociedad democrática. Hay mucha escoria dentro de la clase política.

Las complicidades del régimen político con el crimen organizado, entre los que se encuentran los cérteles del narcotráfico, del contrabando, de la corrupción en el ejercicio de la función pública, tales como los gobernantes y funcionarios públicos, los grupos dominantes entre los legisladores a todos los niveles, etcétera; y los partidos, que ahora se ve que se han vendido al mejor postor, tal como lo muestra claramente el caso de Iguala, donde personajes sin mérito político o social alguno, sin principios democráticos y hasta bandidos a todas luces pero con dinero, han logrado comprar peligrosamente posiciones dentro de ellos. (En el PAN, los casineros y de negocios corruptos e ilegales; en el PRD, de todo un poco, incluido los vinculados al narcotráfico, como es el caso de Michoacán y Guerrero; en el PRI, el crimen organizado, el narcotráfico y las mafias económicas, etcétera.)

La alternativa es la exigencia social, la movilización ante las injusticias y las corrupciones; y alcanzar la unidad social ante el crimen organizado, que continúa con sus pretensiones de imponerse a la sociedad mediante el terror; caso especial son los universitarios, que mediante la movilización pacífica pero enérgica, pueden poner la nueva agenda del país.

La clase política debe de renovarse, claro, no sólo de jóvenes, y ni siquiera sólo con unidad de género, sino con todos los líderes naturales, honestos que los hay entre la sociedad. Esta es la oportunidad de actuar como sociedad inconforme, y no darles el voto a todos aquellos que representan lo actual y más negativo de la clase política del país.

El 2015 va a ser particularmente difícil, la tensión social tiende a aumentar, la economía no responde con suficiencia, las incursiones del crimen organizado en las elecciones del 2015 van  a estar a la orden del día, van a amenazar incluso con el “coopelas o cuello”, pero una sociedad harta, puede poner un freno real a estas y otras tantas amenazas yfactores negativos que se vislumbran en el 2015.

Los partidos tienen un reto y una tarea fundamental al interior de sus filas, de sus representantes, de sus funcionarios y legisladores.

 

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