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1698 29 Octubre 2014

 

 

Blanco y negro de Norma Roffe
Eligio Coronado

 

Monterrey.- En Blanco y negro* podemos constatar que la poesía de Norma Frida Roffe Samaniego (Saltillo, Coah.) es directa, fluida, de trazo rápido y se entrega a la primera lectura. Se trata de una obra que no se oculta en la espesura de las metáforas sino que se vierte en la expresión sencilla, accesible a todo público.

Predomina en ella el tema amoroso: “Si / (…) no estuvieras / (…) / me quedaría a vivir con mis espejos, / y las lunas rondarían sus sombras / y se inundarían los cuartos / de recuerdos” (p. 80), “Rellena mis ojos / que no sepan / que se quedaron vacíos / (…) / Téjeme unos días claros / para viajar sin memoria / desparaliza mi hastío.” (p. 86.)

Pero es en los temas filosóficos y sociales donde alcanza un nivel significativo pues analiza la realidad con la precisión de un bisturí: “juego con el vacío / de los días sin sentido, / que fastidian y se suman, / en medio de una existencia (…) larga, / tan estrepitosamente pesada.” (p. 25.) “Es difícil cargar sentimientos / como piedras, / cuesta arrastrarlos al caminar, / entonces, a veces, ya no se avanza.” (p. 29-30.)

Así es la realidad: nos somete y lacera, y sin embargo, nadie espera más de ella que quien la soporta y sufre: “no sé si espero, o tengo fe, o sólo / aguardo que la vida cambie / o que yo cambie / o que cierre los ojos / y que cuando los abra, / me dé cuenta que (…) / la realidad es otra, / ni mejor ni peor, sólo otra, / respirable.” (p. 6.)

Es así como la poesía decodifica el entorno para tratar de entenderlo y paliar sus efectos sobre nuestro espíritu, aunque no siempre sea posible y sólo sobrevivan las preguntas: “De qué se ríen los niños, / por qué el cielo está soleado / de qué se trata el día / por  qué no está gris / por qué no mejor anochece.” (p. 36.) “Qué tal que la vida es corta / o es larga / o es verde, / tiene telarañas, / qué tal si no quiero vivirla / o la quiero vivir de más.” (p. 52.)

Norma Frida Roffe Samaniego no tiene todas las respuestas, pero aporta su granito de arena para construir una sensibilidad más humanista: “Hay tanto qué pensar / en poco tiempo, / como el origen del mal, / las culpas magras, / la injusticia perenne. / Descubrir el efecto de los años / sobre seres sin causa, / (…) / Cómo se mercadean las conciencias, / se destruyen inocentes / (…) / cómo fue que nos dejamos devaluar / y vender / hasta que nos queda casi nada.” (p. 56.)

Ante esta situación, la autora aún se da tiempo para el humor: “Noté que hay una nueva estrella / hoy las volví a contar.” (p. 27.)

 

Norma Frida Roffe Samaniego. Blanco y negro. Monterrey, N.L.: Edit. Alabastro, 2014. 87 pp.

 

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