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1828 29 Abril 2015

 

 

Podría dejarlo todo al azar
Eligio Coronado

 

Monterrey.- Podría dejarlo todo al azar*, volumen de dieciocho entrevistas, es lo más cercano que tenemos a una biografía del escritor local Miguel Covarrubias: familiares, amigos, libros, lecturas, actividades laborales y pensamiento a través de 48 años (1966-2014).

No es poco si consideramos que las entrevistas no tienen por objeto profundizar en la vida del entrevistado, sino en hechos de actualidad: presentación de libros (Minusculario, 1966; Junto a una taza de café, 1994; Sombra de pantera, 1999 y Antología o tiranía. Poesía 1969-2000, 2003), su participación en la política universitaria y estudiantil, la inseguridad en Monterrey, la importancia del libro, y sólo algunas sobre su trayectoria (como escritor, traductor, editor, maestro, funcionario cultural y director de revistas: Apolodionis, Cathedra y Deslinde).

Naturalmente, algo autobiográfico se cuela entre la emoción del recuerdo y la precisión histórica: “nuestro origen es jalisciense. Mi padre vino a trabajar en el periódico El Norte; (…). Y él, que había viajado por muchas partes del país en diferentes actividades políticas, editoriales, periodísticas, universitarias, etcétera, logró al fin su asiento” (p. 100), “Resulta que no empieza la historia con mi padre, sino con mi abuelo (don “Cipriano Covarrubias”, p. 78) que fue periodista, orador, (…) político, editor, propietario del taller donde se imprimía el periódico Jalisco Libre, más los libros, folletos y demás trabajos de un grupo llamado La Bohemia Jaliscience” (p. 101).   

También aparecen sus autores favoritos: “Homero, Hölderlin, Baudelaire, López Velarde, Cernuda. Aunque podría armar otros dos o tres quintetos similares” (p. 117), y sus inicios como traductor: “Ya en la revista Apolodionis había incluido una versión de Rimbaud” (p. 106), pero fue en Deslinde donde “Encontré (…) un espacio para dedicarme a este asunto. Con muchos temores, con muchas confusiones, con mucha inseguridad al principio (…). Así fue como yo tomé la plaza de traductor de poesía en la revista” (p. 106-107).
Otra de sus facetas es la de editor: “A mí me ha gustado enormemente estar en este tipo de cosas. Desde el bachillerato (…). Luego en la Escuela de Leyes, en la Facultad de Filosofía, en el Sindicato (de la UANL). (…) me he divertido corrigiendo pruebas, recibiendo originales” (p. 104-105), “acabé siendo editor no en el sentido empresarial, sí en el propicio al manejo de originales destinados a una revista o a un libro” (p. 116).

Finalmente, cómo nació el escritor: “Yo empiezo a escribir primero, como es tradicional, pequeñas cosas, relatos. De alguna manera (…) fui girando hacia la lírica…, pero conservando la forma de la prosa aplicada a la poesía, es decir, escribí poemas en prosa. Pero (…) pensando que eran relatos. (…) Algunos de estos textos (…) fueron a dar a El Cuento, la revista de Edmundo Valadés. (…) Lo que para esa revista eran cuentos, para mí (…) eran poemas (…) en prosa” (p. 108-109).

Seguiremos esperando una biografía en forma que nos dé el retrato vivo de uno de los grandes escritores de Nuevo León, para no andar espulgando cuanta entrevista encontremos de Miguel Covarrubias (Monterrey, N.L., 1940).

 

* Miguel Covarrubias. Podría dejarlo todo al azar. Conversaciones. Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2014. 156 pp. (Colec. Tiempo Guardado.)

 

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