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1887 21 Julio 2015

 

 

Mariguana, shit
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- Jorge Castañeda lucía una camisa verde como una rama fresca de mariguana y Héctor Aguilar Camín con la sobriedad de una guayabera blanca.

Jorge estaba de regreso a Sinaloa luego de que estuvo en Mazatlán durante la Feria de Libro de la UAS, donde presentó su libro autobiográfico Amarres Perros ante un público expectante, buscador de claves de lo que vendría el 7 de junio. Ayotzinapa, Tlatlaya y el escándalo  de la llamada Casa Blanca estaban a flor de piel y Carmen Aristegui lo atizaba con los nuevos escándalos inmobiliarios de Videgaray y Murat.

En el auditorio de Usos Múltiples de Mazatlán le puso el cascabel al gato y criticó los excesos de la pareja presidencial. La imperdonable necesidad de  hacer ostentación de los lujos que rodean la llamada Casa Blanca –sí, la vivienda de 7 millones de dólares, que La Gaviota dijo que pondría en venta y que hasta ahora no se sabe nada de una operación de compra venta– y, nada más y nada menos, que en Hola!, la revista de cotilleo de la aristocracia y monarquía española. 

Bueno, aquella crítica y otras más, que hizo en la sesión de preguntas son el antecedente de la exposición que hizo en el Foro sobre el futuro de Sinaloa, que muy atinada y gran convocatoria organizó el diputado federal Heriberto Galindo, como antecedente a una serie de foros temáticos destinados a elaborar un plan de gobierno en caso de alcanzar la nominación priista o “para quien resulte” dentro y fuera de su partido. Una aspiración legítima, pero no sin contrapuntos, en su propio partido y a los que nos hemos referido en este y otros espacios escritos.

Pero, Castañeda primero y luego Aguilar Camín, situados en una perspectiva global plantearon el tema de la legalización de las drogas. Un asunto sensible en los foros internacionales y en el caso de la legalización de la mariguana es una realidad en Holanda desde hace mucho tiempo y que se expende como coca-colas frías en los coffe shop o más recientemente en algunos estados de la Unión Americana y probablemente será una realidad en California en 2016, cuando se celebre una nueva consulta en la séptima economía mundial y una de las regiones del mundo con más consumidores de drogas ilegales per cápita.

David Ricardo en Culiacán
Castañeda quizá inspirado en David Ricardo, el economista inglés que a principios del siglo XIX, planteó un modelo para el comercio internacional basado en las llamadas ventajas comparativas. Es decir, que cada país se dedique a producir en lo que tiene ventajas comparativas de manera que sus esfuerzos se canalicen al mayor aprovechamiento de sus recursos. Así, si en aquel momento Inglaterra era la fábrica del mundo y Portugal el país que producía los mejores vinos, la ruta estaba clara en su participación de la naciente economía mundial.

Dos siglos después, puesto este ejemplo en Sinaloa, como lo dijo Castañeda enfático y hasta bromista, y algunos del público cayeron en el juego, deberíamos aprovechar la supuesta ventaja comparativa que los sinaloenses tenemos en materia de producción de mariguana. Que no es tal. Tanto los holandeses como los norteamericanos están enriqueciendo con biotecnología su producto de tal manera que los más naturales, más llanos, están perdiendo mercados externos o se destinan al doméstico. No está ahí el negocio.

Hay estudios que vienen desde los años ochenta del siglo pasado que muestran cómo el mercado de las drogas se ha orientado paulatinamente hacia las de diseño. Esas que se producen sin tanta infraestructura y que recientemente dieron a conocer los periodistas ingleses que visitaron laboratorios clandestinos culichis. Pero, además, dejan millonarias regalías sin pago de impuestos, a no ser las cuotas de peaje.

Entonces, el planteamiento liberal de Castañeda y Aguilar Camín sobre la legalización de las drogas, está mucho más allá de la cannabis indica; el problema tiene que ver con las drogas sintéticas –esas que sabemos se preparan con ácidos y veneno para ratas– produciendo serios problemas de salud entre consumidores frecuentemente jóvenes.

Ciertamente el liberalismo radical hace responsable a cada quien del uso de las drogas y el Estado ante esa “decisión personal” se desatiende de su responsabilidad en este renglón de salud pública. Lo que en su lógica económica domina es “que cada mercancía cree su propio mercado”, como lo sostenía William Petty, de tal manera que el Estado a través de los gobiernos, debe despojarse de cuestiones de moral pública, para que jueguen libremente las fuerzas del mercado y que el consumidor decida qué producto comprar en su supermercado o farmacia. Sean los naturales, orgánicos o sintéticos.

Baja en la violencia
Dijeron Castañeda y Aguilar Camín que instalada esta lógica automáticamente se reduciría la violencia porque las drogas pierden su carácter clandestino. Se podrá ir a una Ley o una Farmacia Guadalajara y pedir drogas como si fueran condones o talcos perfumados. Sin embargo, como hemos visto no sólo estamos hablando de mariguana, y menos de la mariguana shit, que estaríamos produciendo para los mercados internacionales, sino de otras drogas  que ningún país ha querido legalizar por los problemas de salud pública que representan o quizá también por el dinero que drenan a economías de países como Colombia o México, y es que también esa lógica entra en los cálculos de los gobiernos y los empresarios de la droga.

Así, este tema al que el público sacudió y hasta regocijó a muchos de los presentes, merece una reflexión más a fondo con conocimiento de todos las áreas que toca es más, sospecho, que nuestros narcos cuando leen o escuchan la propuesta de la legalización de la mariguana –porque ahí estuvo el énfasis– se han de reír mientras le baten al cacharro donde producen la base de las metanfetaminas.

Y eso es una parte, habría que preguntarse qué hacemos con la otra fábrica, la de los 24 delitos que Edgardo Buscaglia señala que se han desprendido del tráfico de drogas y que son tanto o más violentas que las de un narcotráfico sin liderazgo y descontrolado. ¿No hemos visto la violencia de los secuestradores?, ¿la de los extorsionadores?...

En fin, el foro al que convocó la fundación que dirige el diputado Galindo, busca pensar con inteligencia el futuro sinaloense; no está mal que veamos nuestras ventajas comparativas, pero sobre todo las competitivas para poner a nuestros productos valor agregado.

Uno de los males que acechan al mundo es el del agua y los alimentos. Nosotros con once ríos y valles, montañas, subsuelo minero y un mar territorial poco explotado, deberíamos estar pensando cómo salir con ellos de la baja participación del PIB nacional. Cómo dar un mayor valor agregado de los productos que nos ofrecen nuestros microclimas y riquezas naturales.

Lo de las drogas es un sueño de opio y ya se nos adelantaron otros países y regiones. Y, como con la gasolina, muy pronto como lo señalan los invitados, estaremos importando mariguana vitaminada para nuestros consumidores furtivos.

No está ahí el problema de Sinaloa… y creo, que tampoco el de México. Es algo, claro, que tendrá que discutirse, pero reconociendo siempre la responsabilidad social del Estado mexicano.

Y del próximo gobernador.

 

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