Los esperados recortes al gobierno estatal
Eloy Garza González
San Pedro Garza García.- En Nuevo León no habrá una sana transición del gobierno estatal si antes no se eliminan las dependencias y entidades sobrantes.
Que son más de la mitad de su estructura orgánica, tanto del gobierno central como del ampliado.
Una buena parte de los fideicomisos vigentes no sirven para nada: los crearon simplemente como ventanillas de recepción de recursos federales que ya ni operan. Son cascarones huecos con espacios para nómina de amigos de los altos jerarcas del gobierno.
Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey es un aval para gestionar créditos (casi descalificado) del gobierno central, y el gobierno central es un aval (totalmente descalificado) para gestionar más créditos para Agua y Drenaje: uno a otro se echaron la pelota hasta que el agua de la insolvencia les llegó al cuello. Ahora tenemos una deuda impagable para los nuevoleoneses.
Luego, quedó pendiente la fusión e integración de dependencias y entidades. No hay duda: les dio flojera seguir haciendo la tarea. ¿Lo hará Jaime Rodríguez Calderón? Quitando entidades y fideicomisos, el gobierno del Estado daría ejemplo a nivel nacional de adelgazamiento y mostraría su buena intención de podar el aparato público para limpiarlo de excedentes nocivos.
Pero el actual gobierno del Estado nunca estuvo dispuesto a mandar ese mensaje positivo a la sociedad. No lo hizo no porque no pudiera: simplemente porque no quiso. Prefirió mantener la tenencia. Y vivir de prestado para solventar obras que nunca terminaron y a veces ni siquiera comenzaron.
Tanta reticencia denota que el gobierno estatal no está comprometido con la modernización del servicio público, ni pretende sintonizarse con el actual contexto nacional de austeridad. ¿Por qué? Simple: se reduciría el erario en donde medrar, se acabarían las ventajas de las prácticas clientelares, habría menos dinero donde meter mano y se mantendrían el resto de los supuestos controles del poder que, en razón del resultado en las pasadas elecciones estatales, no pasaron de ser sueños guajiros para el gobernante en turno.
