Suscribete

 
1898 5 Agosto 2015

 

 

Vida digna
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Mal de muchos… Debo decir que le estoy muy agradecido a Enrique Peña Nieto. Mantiene viva y fuerte mi capacidad de asombro. El mexiquense quiere dar ánimos a 120 millones de mexicanos con el novedoso argumento de que si nosotros estamos mal, otros pueblos la pasan peor.

Por esta ocasión, el Presidente de México no mintió, cual es su costumbre. Nadie va a negar que el pueblo de Ruanda sufre más violencia y carencias que nosotros. Pienso que nadie me contradecirá si afirmo que en comparación con Tombuctú, Monterrey es una combinación de París y Florencia.

La curiosa, nada inteligente declaración del jefe de Estado sólo nos confirma que, en lo que respecta a la cúpula del poder, somos un rebaño de pendejos. Y, en consecuencia, merecemos ser tratados como tales.

EPN se equivoca. En eso no hay novedad. No nos interesa que comparen a México con naciones más desdichadas. Parte del problema de Peña Nieto es que no sabe que es Presidente de México. Él se ve a sí mismo como alcalde de una Toluca de más de cien millones de habitantes. Y su corte lo estimula para que se atrinchere en su fortín de chorizo verde y licores dulces.

Al igual que a la inmensa mayoría de los mexicas, me resulta imposible hablar con el del Estado de México. Podría escribirle una carta cada dos horas o enviarle un Emilio cada treinta minutos. Pero sería un esfuerzo inútil. La legión de lamesuelas intercepta las comunicaciones que no contienen del halago barato al blowjob en letra. Y, si por uno de esas cosas raras de la vida, como dice la canción, alguna misiva llegara a manos del Primer Magistrado –je je– no la podría leer porque según los resultados de su malgobierno, estamos obligados a suponer que el buen tío es analfabeto funcional.

¿De qué rincón de su pequeño y débil cerebro sacó Peña Nieto la noción de que ante la mención de la maldición gitana que ha caído por lo menos sobre unos 170, 165 países del globo, los mexicanos íbamos a saltar llenos de júbilo y a organizar guelaguetzas y juegos de futbol en todos los asentamientos poblados por más de dos mil habitantes. ¿Me equivoco si afirmo que EPN no entiende su función, como tampoco comprende a México ni mucho menos, la frustración y el coraje, el miedo y la desesperanza, el hambre de más de la mitad de la población no sólo de justicia sino también de alimentos?

Al parecer, el mexiquense piensa –¿piensa?– que la macrocervecería que inauguró aquí en Nuevo León en soledad ante el temor de la rechifla social es la piedra madre sobre la que construirá, mágicamente, la catedral de la prosperidad. No, don Enrique, el hecho de que otros países estén en condiciones más lamentables que México no nos sirve de consuelo.

No queremos compararnos con una Siria desgrarrada por no sé –ya perdí la cuenta– de cuántos años de una guerra que dejó de ser civil a partir del momento que intervinieron fuerzas armadas del extranjero. Ya sabemos que los desdichados pobladores de Yemen viven en un infierno creado por el hombre y estamos enterados de la violencia y el caos que imperan en Irak y Afganistán, sólo para mencionar unos casos. Pero no queremos vivir como estos desafortunados hermanos.

Tampoco le exigimos, don Enrique, que nos procure un nivel de vida como el de los países escandinavos o Suiza. Ni intoxicados con drogas heroicas podemos imaginarnos más ricos o más poderosos que Alemania, con 300 millones de norteamericanos en nuestras calles viviendo de nuestra limosna. Nada de eso. Sólo aspiramos a vivir en una sociedad digna del ser humano.

Una nación con justicia y respeto a las leyes, con igualdad de oportunidades para todos. Pero éstas, señor Peña Nieto, que son las demandas mínimas de cualquier pueblo, usted nos las está negando.

Así que déjese de comparaciones harto lerdas y repita con el virrey de infausta memoria que los pobladores –no ciudadanos, simples números– no tenemos por qué intervenir en los altos y delicados asuntos del gobierno.

Goce la vida, don Enrique: es breve y más lo es el sexenio.

hugo1857@outlook.com

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com