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1908 19 Agosto 2015

 

 

El costo de la guerra
Samuel Schmidt

 

Ciudad de México.- Cuando los gobiernos se involucran en guerras pueden calcular el número de víctimas propias y ajenas, lo que les permite medir los impactos políticos domésticos e internacionales.

La guerra contra las drogas en México produjo 160 mil muertos, decenas de miles de desaparecidos (la cantidad exacta no se sabe, debido a la cifra negra, porque muchas desapariciones no se reportan por miedo) y cientos de miles de desplazados.

En Estados Unidos, donde esta guerra empezó antes, se ha creado una racialización del sistema policíaco-judicial que según Michelle Alexander está creando un sistema de castas que excluye a un número muy importante de personas generándoles una condición de ciudadanos de segunda, que de hecho es una forma de esclavitud.

Los efectos perversos de la guerra contra las drogas es que resultan de la intervención decidida del Estado, que afecta a la sociedad.Veamos los siguientes casos de Estados Unidos.

Entre las acciones de la CIA, se encuentra que en la segunda guerra mundial apoyó a la mafia para luchar contra los fascistas.

Según Wikipedia, en Afganistán le proveyó a los capos transportes, armas, y protección política para luchar contra la URSS.

En el triángulo dorado ayudó al KMT a contrabandear opio de China y de Burma a Bangkok y Tailandia, proveyendo aviones de Air America que es uno de sus frentes. Era para luchar contra los comunistas.

En Nicaragua, para financiar su lucha contra los comunistas, ayudó a traficar drogas desde Centro y Sud América hacia Estados Unidos.

En los ochentas lanzó grandes cantidades de cocaína en el Mena Intermountain Municipal Airport en Arkansas.

En México han sido muy activos; el cártel de Guadalajara se benefició de las conexiones de la CIA con su asociado, el capo hondureño Juan Matta-Ballesteros, quien era dueño de la aerolínea SETCO, que contrabandeaba drogas a EUA.

La Dirección Federal de Seguridad le entregaba credenciales a los altos capos del narco bajo supervisión de la DEA; esta dependencia protegió a Miguel Nazar Haro, otro asociado de la CIA.

El capo Gallardo entregó 150 mil dólares en efectivo a un grupo de la Contra nicaraguense y contrabandeaba armas para los contras. Sus actividades eran conocidas por la CIA, la DEA y otras agencias, que le dieron inmunidad por sus contribuciones.

Vicente Zambada Niebla, dijo haber recibido inmunidad de Estados Unidos a cambio de inteligencia sobre otros cárteles.

En Panamá, el general Manuel Noriega, por petición de EUA, apoyó a grupos de la contra a cambio de poder continuar con el narcotráfico, actividad que ellos conocían desde los sesentas.

La CIA permitió por lo menos el envío de una tonelada de cocaína al aeropuerto internacional de Miami, para conocer las rutas de los cárteles de Colombia; la droga llegó a las calles. Lo mismo hizo la DEA con armas que permitió entrarán a México.

La llegada de drogas a las calles no parece ser algo totalmente accidental. De hecho, parece tener mérito la noción de que hubo un intento por drogar a la comunidad afroamericana, contra la que se dirigió la guerra. No es casual que ellos sean los que han pagado el precio más alto, al ser el grupo social cuyo encarcelamiento es más elevado.

A partir de esa guerra, el encarcelamiento en Estados Unidos ha sobrepasado los dos millones de personas, creando un magnífico negocio a cambio de destruir la vida y esperanza de millones de personas. Súmense los que están bajo supervisión de la corte o con libertad condicional. Los hispanos ocupan el segundo lugar entre las comunidades afectadas por esa guerra.

Los afroamericanos e hispanos encarcelados salen sin oportunidad de buen empleo, educación, vivienda, beneficios públicos y sin derechos políticos o la posibilidad de ser juzgados, de tal forma que los hunden en la miseria de la que no salen ni sus hijos y los sumergen en la invisibilidad política y social. Es tal vez por eso que la reincidencia delincuencial y de encarcelamiento es tan alta. Aunque no tienen los mismos hábitos de adicción que los blancos, registran un encarcelamiento mucho mayor. De seguir las tendencias actuales, uno de cada 3 afroamericanos jóvenes será encarcelado y su vida y futuro resultarán arruinados.

Los mal pensados pueden pensar que hay una intención política, toda vez que estas dos minorías se inclinan a votar por los demócratas.

Así, los promotores del capitalismo salvaje, logran mantener una mayoría que les permita medrar con la dignidad y futuro de la gente, mientras se llenan los bolsillos de dinero. No en balde las cárceles estadounidenses se han privatizado y las corporaciones carcelarias tienen fuertes contactos con el partido Republicano.

La disparidad se agranda y la impunidad crece bajo esta guerra, la que urge detenerse.

 

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