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1923 9 Septiembre 2015

 

 

Los favores se pagan
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Rodrigo Medina acarició, durante años, la ilusión de que Enrique Peña Nieto le ofrecería un alto cargo en el gabinete.

Ahora, estará pensando qué influencias mover para que no lo moleste la Procuraduría General de la República, dependencia que “investiga” algunas de las denuncias contra el hijo de Humberto Medina Ainslie, verdadero gobernador de Nuevo León.

Rodrigo no es, precisamente, el hombre más inteligente del mundo: se tardó varios años en entender que había perdido el favor de EPN. Pero creo que hasta ahí llega la punición.

En lo que toca a las autoridades judiciales mexicanas, yo no me preocuparía. Ayotzinapa nos confirma, como si hiciera falta, la clase de “averiguaciones” que hace la PGR. Además de la ineficacia y corrupción de la procu, por tradición y autodefensa el Sistema raramente castiga a los suyos.

Los fiscales norteamericanos son harina de otro costal. Los texanos, sobre todo, tienen en la mira a la familia campesina. Papá Medina y sus juniors pueden perder las propiedades que compraron o mandaron construir en varias ciudades de aquel estado. Pero eso sería todo. Bah: quitarle un pelo al burro.

Quizás los vecinos del Norte quieran llevar las cosas al extremo, pero se antoja muy problemático que el gobierno de EPN conceda la extradición.

Los Medina, como expresó Rodrigo, tienen motivos para sentirse satisfechos. Gracias a ellos, a su codicia y cinismo, Nuevo León tardará años y años en salir de la quiebra. Y eso, en el mejor de los casos, porque ya dijo Fernando Maiz que no ambiciona un puesto en el gobierno de Rodríguez Calderón. Claro que no: dentro de pocas semanas nos cobrará los viajes en su avión y las oficinas que le “prestó” al gobernador electo.

En política, los favores se pagan. Y lo de Fernando Maiz no es la administración pública sino los megacontratos. Pero regresemos con la dinastía aún en el poder. Intuyo que sufren de una íntima frustración. No pudieron llevarse el Cerro de la Silla.

Pie de página
Me disculpo con mi amigo Erasmo Torres y con el tocayo Leonel Cantú, uno de mis tres lectores. ¿Fue esta máquina infernal o es mi analfabetismo cibernético? Lo ignoro. El hecho es que no pude contestarles.

hugo1857@outlook.com

 

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