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1938 30 Septiembre 2015

 

 

MUROS Y PUENTES
La estela de Francisco
Raúl Caballero García

 

Dallas.- En el itinerario que Francisco recién recorrió en EU –Washington, Nueva York y Filadelfia– dejó un mensaje de reconciliación y al hacerlo, renovó la confianza entre la comunidad latina...

...en momentos en que el debate político zarandea el tema de la inmigración, lo que ha hecho crecer la división nacional.

Visitó variados recintos, pronunció diferentes discursos ante cristianos y no cristianos, y en todas partes se elevó el mensaje en favor de los inmigrantes. Desde sus primeras palabras, el primer día de su visita, en uno de los jardines de la Casa Blanca comenzó por explicar que él es un hijo de una familia de inmigrantes... y a partir de ahí, el papa Francisco no dejó estrado sin elevar su discurso en pro de los inmigrantes, sus contribuciones, sus vicisitudes, su digna presencia; asimismo hubo cada día palabras y gestos de aliento para los inmigrantes.

La agenda de Francisco y su recorrido le dieron, ciertamente, visibilidad a las circunstancias de las familias de inmigrantes indocumentados. Un hecho que en esas horas se convirtió de inmediato en un símbolo, fue el que propició la pequeña Sophie Cruz de 5 años de origen oaxaqueño que se cruzó la valla en pos del auto del Papa y, como seguramente usted lo haya visto, un agente del servicio secreto la detuvo pero el pontífice le pidió que la acercara. La abrazó, la bendijo y la pequeña antes de alejarse le entregó una carta: “Papa Francisco te quiero contar que mi corazón está muy triste porque tengo miedo de que el ICE deporte a mis papás… Ellos merecen vivir con dignidad, merecen ser respetados y merecen una reforma migratoria justa”, señala la niña en su misiva. Ese mismo día la chica se volvió muy solicitada por los medios de comunicación, invitada por un congresista a su oficina legislativa y recibida por el embajador mexicano Miguel Basáñez. Su acción se convierte así en un símbolo representativo de la lucha por la reforma migratoria.

Pero la víspera de la visita muchos se preguntaban si el religioso defendería a los inmigrantes indocumentados, porque de lo que más se hablaba era de su intercesión para la reactivación de relaciones entre Cuba y EU, y de su encíclica Laudato Si sobre el cambio climático y la propuesta de unión en el mundo para preservar el planeta.

Hoy que se ha ido queda la gratitud de la comunidad hispana. Para quienes observamos el acontecer resulta notorio que ha generado una nueva actitud hacia los inmigrantes; su presencia y su agenda intensa y bien cubierta pareció dejar en las sombras, durante esos días, los actos de los precandidatos, sus vociferaciones, incluso pareció darle con su discurso una ayudadita a John Boehner a decidirse a dejar el liderazgo de la Cámara de Representantes.

Ya en directo pidió a los obispos defender a los inmigrantes y a los inmigrantes no amilanarse. En el seno de la iglesia católica estadounidense es alentador que sus obispos comiencen a promover el registro electoral y el voto. Pero si en lo inmediato y entre sus seguidores queda claro su mensaje, el impacto esperado del paso del Papa por EU es que deje huella también más allá del ámbito del catolicismo: El impacto esperado “es que transforme el clima de este debate político tan envenenado, que está viviendo este país”, dijo Eliseo Medina, uno de los dirigentes históricos del movimiento sindicalista por los derechos de los trabajadores y los migrantes.

Es cierto, el inmigrante indocumentado se ha convertido una vez más -sucede en los ciclos electorales- en el chivo expiatorio de las calamidades del país, de ahí que la visita papal -dado el mensaje proinmigrante- ha resultado oportuna: una bendición. A mí me parece que la visita de Francisco estableció la justa dimensión de la calidad humana de los inmigrantes, sus aportaciones, sus merecimientos; su propósito fue bien llevado en cada estrado, lo mismo en Central Park de Nueva York, que en el Congreso en Washington; lo mismo en la ONU que en la cuna de la nación, en Filadelfia dio su mensaje más cálido para los inmigrantes.

Uno percibe la huella, la estela de esperanza y equidad que dejó en la lucha por los derechos civiles. Hay quienes observan a un papa Francisco con “la intención de forjar un nuevo camino, un camino progresista”, apuntó en la última frase de su más reciente columna Amy Goodman (conductora de Democracy Now!);  y desde luego los hay también en otros extremos, los que confrontan su disposición de enaltecer la figura de Fray Junípero Serra, pionero español señalado por inhumano al obligar -a sangre, látigo y fuego- a la población indígena de California a construir las capillas, misiones y templos de esa región; y también desde luego esa otra confrontación desde el seno de la comunidad lésbica y gay porque no reconoce los matrimonios entre el mismo sexo.

Con todo, Francisco trajo -ya lo dije- , la renovación de confianza de que unidos, juntos -hombro a hombro con los otros- se puede cambiar el estatus quo sembrado por los antiinmigrantes.

Escritor y periodista regiomontano, es director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital en Dallas/Fort Worth Texas. Para comentarios: Twitter: @laestrelladfw o E-Mail: rcaballero@diariolaestrella.com.

 

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