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1951 19 Octubre 2015

 

 

Quique, cariño, yo también tengo un hoyo en el corazón 
Joaquín Hurtado

 

Monterrey.- Angustiado por la duda me pregunto cómo es posible que México no haya realizado esa proeza popular de Guatemala que llevó a su presidente a deponer el poder. Por eso traigo un humor postnuclear. Llaman a la puerta. ¡Voy!

-Oiga, maestro, le lavo el carro.

No hay tiempo para el agobio cuando el amor llama tan temprano a mi verja. Jeans rompiditos a nivel de la ingle, masculina alzada, los brazos áureos, el pelo militar de matoncito infantil. Y sus nalgas. Duras, rotundas, gloriosas. No me las va a soltar por nada.

-¿De dónde sacó el presidente que México le debía estas nalgas?

El amor se llama Quique. Lava carros para ayudar en la economía. Bendita miseria, tiene veintidós años, casado, cuatro niños, primaria inconclusa. El desempleo lo arrambla en las calles. A buscar la chuleta de lo que caiga, a jalar que se ocupa. Me da tanta grima. Abre un hueco en mi corazón de hombre sincero. ¿Qué le ofreceré para que afloje el tesoro nacional? Rostro cuadrado, mirada dura, labios tiernos, tenis gastados, gorra tipo beisbol.

Resistencia es lo único que encontraré en Quique, no responde a ninguna estrategia de las que utilizó Peña Nieto para agandallar el patrimonio de los mexicanos. ¿Qué leo? A Jenaro Villamil, un escritor que estudia la Telecracia, el poder de la tele contra el ciudadano y el estado, el sábado se lo presento en la FIL, te invito.

-¿Tú lees?

-Sólo TVyNovelas y el suplemento deportivo.

Quique no se pierde la estadística de los campeonatos y ligas, liguillas y ligamentos de futbolistas y famosos. He aquí el destino de la juventud que no se evaporó en Ayotzinapa.

Quique coincide con Villamil en que el presidente que nos vendió Televisa no sirvió ni en el medio tiempo. Es cartucho fulminado. El golazo espectacular del caso Aristegui-La Casa Blanca y la fuga del Chapo lo dejaron fuera de combate. El Chapo entró en escena escapando por un hoyo en el suelo de su celda. Y el presidente se fugó con él. Verdad histórica, sí señor.

-¿Llevas trabajando mucho así?

“Así” quiere decir lavando carros, cargando cemento, aseando calzado, jalando el gatillo por unas monedas, finos empleos bajo el solazo meridional y el hambre bárbara. Nuestro país tiene el privilegio de contar con legiones de dioses tutelares de la pobreza extrema, luchones sin igual pudriéndose en esta patria mezquina. Y llegan tantos miles de Centroamérica. Ellos permiten que lo extraordinario suceda en lo cotidiano. Los divinos del Olimpo bajan a los suburbios clasemedieros y nos deleitan con epopeyas de su reino de titanes, antes de pelarse de mojados y caer en las garras del tío Trump.

-¿A usted le gusta el fut?

-Amo a los clásicos.

Yo me refiero a los griegos pero él entiende que le voy al fut de casa. Le oculto, por educación, que a mí no me gusta el deporte. Soy Leo porque mucho leo. Mi único trabajo es ser un loco ilustrado, vivir en los libros, como el Quijote. Nada de esto importa. No sé si usted supo lo que sacaron en Feis, habla Quique entre franelazos, el señor Chapo se escapó porque don Salinas lo ocupa. Acaricia el parabrisas al tiempo que me revela el informe, con una seguridad que hiela. Quique sabe más cosas de allá arriba que Aristegui y Villamil juntos. Puras noticias del complot mongol que tiene postrado al país.

-No, no sabía que el tal Salinas ocupara al señor Chapo para algún proyecto. Para qué lo querrá.

El Chapo y Salinas van a independizar el norte de la república, del Pánuco hasta el río Bravo, de Mazatlán hasta Tijuana. Por eso ganó el Bronco. ¿Habrá antídoto contra la ponzoña idiota del amor? Mi pequeño amor ilustrado dice puras babosadas. Antes tengo que aclarar que soy un regio muy menso, mal informado y fodongo porque me niego a tener Feis.

Regiomontano y pendejo ya no son sinónimos. Quizá era una tautología antes del Bronco. Las elecciones para gobernador rompieron la maldición. Quique, cariño, no uses el agua sucia para regar la anacahuita. Este arbolito es del desierto, no se riega. Arroja el agua cochina en la calle, que se vaya al drenaje, con la porquería del gobierno.

-¿A ti te gustaría que NL se declare independiente?

El Tuca Ferretti se peló el bigote para pagar la apuesta si pasaba la Selección, tiene palabra. No así el presidente. Por eso hay que decirle adiós al pacto federal. NL es el motor del México de Arriba. Los chilangos del México de Abajo son marrulleros y manirrotos, nos roban los impuestos, nos mandan migajas, nos complican la vida, nos enchalecan sus reformas leoninas.

Ok, comprendo, la fuga del Chapo y la telaraña de complicidades ya enevenenaron de sospechosismo hasta el más alto nivel del coco de Quique, mi amor perdido. Salinas y la CIA no descansan. Hay que preguntarle a Jenaro Villamil si sabe algo sobre el plan de traernos el Castillo de Chapultepec al Cerro de la Silla. ¿Jenaro, querido, quién gobierna a Mexico después de la caída del Telepresidente? Jenaro, por dios, ilústranos. ¿Le creo al canalla de mi Quique?

Uno ya no entiende lo que pasa porque ya pasó lo que entendía. Ay, Monsi, cuánto te ocupamos en el país deschavetado que dejaste atrás. ¿Quién será el autor fantasma del bodrio peligroso y telenovelado convertido en sexenio? Quique frota que frota las ruedas del carro hasta que chillan de negras. Enseña la rajita de canela cada vez que se pone en cuclillas.

-¿Y qué vas a hacer hoy en la noche, Quique?

-Llevar a los niños a conocer el nuevo estadio, por fuera nomás.

Lástima, tengo en el refri unas cheves bien frías, yo no me acabo el six completo. Pensé que te gustaría refrescarte un poco, escucharemos música romántica, haremos barbiquiú. Los regios somos definidos por un par de costumbres superlativas bastante saludables, aparte del sexo tipo misionero: lavar el coche a manguerazos y pulir el coche hasta sangrar.

De allí en adelante todo es rutina, chamba, grilla familiar, griterío, broncomanía y balazos. Soy un regio que lleva una vida serena color gris promedio: lavar y pulir el coche, chupar tecates, asar bovinos y morir de cáncer de colon. Eso hace de mí el ser más feliz sobre el planeta.

-El presidente intentó lavar y planchar una patria moderna y generosa, ni eso le permitieron los opositores y criticones como Villamil y compañía.

Oye pero qué bárbaro, cuánta reformota sacó adelante el presidente más telegénico de Televisa. Del apocalipsshow de Calderón pasamos directo a los índices imposibles de la impunidad. Ni chancita de tocar baranda. En dos años saltó un huarache en el Congreso, si parece que los diputados traían diarrea legislativa. Seguidillo constitucional.

-Y todos los partidos de paleros, hasta el perredé soltó las naylon de a grapa, perdió por avorazado.

Se devaluó el precio del crudo, el dólar en las nubes. Hasta el Peje anda besando las enaguas del Papa. Ya no hay ni a quién encomendarse. Quique concluye el aseado exterior de mi sedán, solicita permiso para fumar, me pide el sanitario. Claro cariño, pásale, mi casa es tu casa, es aquella puerta café en el fondo del patio.

-¿Qué te tomas? Está fuerte la calor.

Quique arroja la esponja y se eleva leve a través de los helechos. Tiene cara de decente, como los Medina, por eso no tengo pendiente de darle entrada a mi católico hogar.

El chisme no me deja terminar de leer al Villamil, no paso del prólogo de la Poniatowska. Soy un presentador irresponsable, de güeva panzona, nomás tirando calzón con iletrados. Me quedo pensando en lo del Chapo y Salinas. ¿Y si fuera verdad lo de la Nueva Independencia? La capital de México de Abajo se ubicará en Atlacomulco?, eso queniqué. ¿La de Arriba será Badiraguato? La idea no es mala ni novedosa. La lógica de nuestra historia regional moderna encaja con los disparates de Quique. Creo que a mi amor ya le pasó algo, no regresa del baño. Dejen voy.

-¿Estás allí, Quique, cariño?

Ya salgo, grita el ocupante. Algo me dice que adentro hay gato encerrado porque me llega un aroma familiar, a umbrío bosque noruego. Ahorita que salgas del baño me sacas la aspiradora de la bodeguita, quiero mi carro bien limpio. Soy escrupuloso hasta cuando ando en plan de soltarme el chongo. La cultura machista me impuso carretadas de calabazas para que yo las revenda con una identidad insostenible, una masculinidad porosa.

Como ven, la sexualidad furtiva tiene sus propios códigos. Yo sólo me dejo llevar por la ley de la termodinámica de los machos activos, aquellos que disipan su energía en cualquier hoyo disponible. Así se nos peló el Chapo junto al presi con todo y teleprompter por el discreto agujerito en el Altiplano. Quique sale del baño, tiene los ojos rojos y el aliento rudo.

Carga en vilo la aspiradora, la lleva hasta la cochera. Ahora sígueme, cariño. Pasemos a la salita. Traigo antojo de probar de lo tuyo. Yo creo que mi amor entendió mal porque sin chistar abre la cremallera y extrae algo nejo y tolecón. Me desparramo en la mecedora. 

-Disculpa lo impertinente, Quique, no sabía que te gustaba desto, eres un humanista. Solidario y nada maldoso.

-La extensión, oiga, la necesito para conectar la aspiradora.

Tiene las manos a la altura de la bragueta, llenas de Dios sabe qué. Hagan de cuenta que forja el futuro del país.

-Venga acá.

Y me rola de una potente chuchería que me sabe a perlas, a ingeniería transgénica holandesa. Mi vieja es una bruja que ya no me deja succionar estas maravillas. Dice el runrun que la Gaviota tampoco deja robar a su marido a nombre de ella, por eso se ve tan demacrado.

Qué buen material mueves, criatura. Cuenta con la extensión eléctrica, cariño. Disculpa mi forma de hablar, a quienes me caen bien les hablo de cariño porque así me enseñó mi Manina la Gordillo. En las buenas hay que usarlo y mucho más en las malas, uno le dice cariño a los problemas y la vida se aliviana. Tú sí me entiendes, cariño, por qué el presidente no entiende. Lo atascado nunca se le va a quitar.

-¿Y su esposa la bruja ontá?

Me encanta cuando mi amor me pregunta por mi esposa, es un igualado el maldito. La vieja anda rezando el rosario con sus vecinas, pasean a la virgen entre las comadres. Saca más de tu greñita, matemos el cáncer de la ingobernabilidad nacional con un chupón guajolotero. Ay, qué rica. Quique me brinda la carne celestial apta para consumo humano. Yo me prendo. No todos los días hay desta. Qué calidad. Nervuda, furiosa, brincolina, te deja la cabeza como chicharra. I want more.

Por eso te tardabas, travieso. Quique me recarga de energía cósmica. Necesito inspirarme para seguir la saga del Telepresidente que viene cayendo en picada, no hay otro modo de torear tanta información tan bien dosificada como la que nos ofrece Villamil. Oye tú, cariño, qué piensas, verdad que lo de los normalistas fue el Waterloo de este gobierno?

-Ya lo creo, el presidente ya se jodió, lo que se mira de su gobierno es el puro zurrón. Apesta.

-Qué bien la empujas chiquillo, no te la quieras acabar tan pronto, no te vaya a pasar lo que al presidente, que se flameó el hocico por atrancarse el tamal en tan poco tiempo. Presta acá.

Salimos al sol. Ay, qué rechulo se mira el mundo con una chupada padrota, y son apenas las diez de la mañana de un sábado de alegría mexicana. Media ciudad es futbolera y la otra mitad borracha, hoy tenemos, para variar, juego de Tigres, gran pedo con humareda de arracheras y corridos matones.

Habíamos de apoyar al Jenaro. Investigar a fondo la Telepresidencia con unas buenas chelas, Quique, orita que termines con este coche, quiero que podes los rosales y me apalees los aguacates. Mi señora padece vaniditis aguda, como la Gaviota, su jardín tiene que estar glamoroso. Ni que fuera la Casita Blanca. Por mamona, el implacable Villamil la va a balconear en Proceso.

-Qué buena botana.

-Tan bien que iba el presidente.

Quique sabe mucho de la grilla mexicana, habla y pontifica porque mira a Brozo y manejaba un taxi. Tú qué opinas, cariño, me vas a soltar ese dragón que duerme en tu zíper. Yo te ofrezco empleo bien remunerado y de alta plusvalía, sólo tienes que llenarme de ilusión mis días jubilados. Quique nomás se ríe. Dientotes de herbívoro jurásico. Se da unos fajazos en la espalda con la extensión eléctrica, a modo de autoflagelo.

-Al rato hablamos deso, señor.

 No hay llenadera para mi silenciosa boca de campana. Hasta el Bronco ya se acomodó para conquistar a la más grandota del baile. Y yo sin tamaños para convencer a Quique, regalarle una curul vitalicia en mi pecho desolado. Quisiera ser tan cínico como Carmelita Salinas. Necesito estar en la nómina estatal.

-Sabes, cariño, tu material es de primera. ¿Es del Triángulo Dorado, Acapulco Gold, Golfa o Zeta? Dame otra chupada, acércate más, no tengas miedo. Tienes unas nalgas hermosas, con todo respeto.

-Póngase chido, maestro.

* Texto leído en la presentación del libro: La caída del Telepresidente. Genaro Villamil. Grijalbo. 2015. / Feria del Libro Mty 2015, Cintermex, 17 de octubre de 2015.

 

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