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1951 19 Octubre 2015

 

 

El Acuerdo Transpacífico
Daniel Salazar M.

                                                                                     

Monterrey.- En estas mismas páginas de 15diario, la semana pasada se publicó un artículo titulado “La Nueva Doctrina Obama”,en el que se plantearon algunas reflexiones -a mi juicio de fondo- sobre el nuevo Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP).

Es una discusión que hasta ahora empieza a hacerse pública debido a que el gobierno mexicano mantuvo en secreto el tema, según esto, porque el acuerdo de marras así lo establece en una de las cláusulas. Los legisladores de las naciones firmantes –se dice– serán los primeros en conocer los textos, pero solo después de que las negociaciones entre los enviados nacionales, hubiesen concluido.

Nada bueno o favorable. Más allá del peligro que para el mundo representa la rivalidad política y comercial entre China y Estados Unidos (véase La Nueva Doctrina Obama), el ATP está hecho a la medida de las grandes transnacionales, con tal severidad que nuevas y peores desgracias que las que transfirió el TLC, vendrán sobre los trabajadores y sus familias. Es el curso de la “nueva apertura económica” que, por desigual, consolidará la ventaja de las empresas de las economías avanzadas.

El Acuerdo Transpacífico está diseñado para limitar que los gobiernos de los países miembros aprueben reglamentos o leyes de protección interna de cualquier tipo, ya que el ATP podrá crear mecanismos de solución de controversias entre empresas inversionistas y las naciones participantes. De esta manera, inversionistas foráneos podrán demandar a todo gobierno o nación, cuando observen que alguna reglamentación nacional perjudique sus ganancias. El arbitraje, en casos como éste, sería privado y, muchas de las veces, podrá contradecir las leyes internas, esto es, vulnerar la soberanía nacional mediante la aplicación de normas internacionales por encima de las leyes locales.

Si el campo mexicano quedó yermo con el TLC debido a que los agricultores de maíz hubieron de competir con agricultores estadunidenses que recibían altos subsidios, la crisis del sector se profundizará no solo por los altos costos de las importaciones de fertilizantes (80% del vecino país del norte) que trajo consigo la devaluación de nuestra moneda, sino porque ahora el gobierno estadounidense, toda vez que ponga en marcha la comercialización de algún nuevo producto químico agrícola, no permitirá que, por un periodo de diez años, otras empresas puedan comercializar el mismo producto (ni tampoco un similar) con lo que mantendrá a los competidores fuera del mercado.

Se empieza a ventilar que otro de los sectores que se verían más fuertemente golpeados por el ATP, sería el farmacéutico, y en particular el de la industria de los medicamentos genéricos los cuales, como se sabe, constituyen parte importante de los sistemas de salud en nuestro país y a los que el ciudadano común recurre debido a sus bajos ingresos. En los hechos se estará cancelando el acceso a las medicinas de menor costo (imagine usted los casos extremos de cáncer y diabetes). Los países del ATPpodrán detener la producción de versiones genéricas de medicamentos para dejar en el mercado solo los de patente. Si una empresa solicitó a un gobierno aprobación para la venta de un medicamento, ese gobierno no puede permitir que otra compañía comercialice la misma medicina.

Otro capítulo del ATP está relacionado con el acceso a internet, a las publicaciones, las libertades civiles y a un amplio campo de conquistas y derechos que están siendo amenazados. La iniciativa pretende limitar y castigar mediante tribunales internacionales, la libertad de expresión en Internet, poniendo de pretexto una supuesta protección de los derechos de autor…

El sector automotriz, que es el de mayor crecimiento en el país, es otro que resultará afectado pues el Acuerdocontemplala reducciónde 60 a 45 por ciento en sus exportaciones. Nueva Zelanda, dado su alto nivel tecnológico, pondrá en aprietos los productos lácteos elaborados en México; y lo mismo sucederá con la industria textil mexicana que se verá en desventaja frente a Vietnam; no por nada, algunos industriales que tienen mayor información sobre este particular, han empezado a perfilar que en México se tendrían que bajar más los salarios para poder competir con ese país.

En resumen, el bajo nivel de competitividad nacional, pone a nuestro país lejos de alcanzar beneficios. Entre los 12 países integrantes –con excepción solo de Perú– todos los demás son hoy en día más competitivos que México.
Así las cosas, el futuro económico del país está en manos de inversionistas y empresas multinacionales que arruinarán a los pequeños productores locales. Se llenarán los bolsillos con dinero de los trabajadores y luego se llevarán las ganancias a otros mercados.

Si el ATPes ratificado como lo todo parece indicar, más de mil millones de habitantes de las naciones firmantes cuyos gobiernos negociaron los términos del Acuerdo, deberán vivir los años siguientes bajo las estrictas reglas imperiales hoy amparadas bajo este nuevo instrumento de despojo. El saqueo de nuestras naciones, solo podrá ser detenido por la organización de los trabajadores.

Fuente: Artículo  “La Nueva Doctrina Obama” Daniel Salazar M.  /  Arnulfo R. Gómez, catedrático de la Universidad de Anáhuac  /  Periódico  La Jornada 

angel20rojo@hotmail.com

 

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