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1973 18 Noviembre 2015

 

 

Rolando Vera en el ring de la vida
Eligio Coronado

 

Monterrey.- Una verdadera pléyade de luminarias de la época de oro de la lucha libre mexicana pueblan las páginas de Rolando Vera: meridiano de la lucha libre*, aproximación biográfica de este ídolo regiomontano, realizada por Miguel Ángel Moreno.

Rivales, amigos y discípulos (enmascarados, sin tapa y exóticos) encumbraron y fueron a su vez encumbrados por el maestro Vera en su rutilante trayectoria. 
Rolando Hernández Verástegui (Monterey, N.L., 1915-2001), bautizado como Rolando Vera en 1936 por su amigo, el también luchador, Héctor Garza Lozano (alias La Tonina Jackson), debutó ese año en Tampico ante un enmascarado llamado El Diablo Verde.

Desde entonces y hasta su retiro no definitivo en diciembre de 1966 (a los 51 años), gana campeonatos (como el campeonato mundial de peso medio de la NWA en 1956, venciendo a El Santo, y que retuvo cuatro años), desmelena rivales y destapa enmascarados.

Sus secretos eran el temperamento, la fortaleza física, la creatividad (inventó varias llaves: la Reinera, la Regiomontana, el Pulpo, etcétera, esta última para Blue Demon), una técnica depurada (“Horas de extenuante entrenamiento dieron a Vera suficiente tiempo para reflexionar en los castigos más certeros. Ya sabemos que en sus actuaciones no repetía una sola evolución” p. 91) y la tenacidad (“el cansancio y la sangre fueron mis compañeros los primeros días de entrenamiento, otro ejercicio era jalar la lona del ring sólo con las manos, había que sacarla de su sitio sin desamarrar ni quitar postes” p. 30).

Capítulo aparte merece la gran cauda de discípulos que legó a la posteridad, algunos tan brillantes como el propio Vera: Blue Demon, René Guajardo, El Rayo de Jalisco, Carnicero Aguilar, Centurión Negro, Blue Fish, Alex Romano, Jungla Negra, Mister Lince, Benny Morgan, Henry Pilusso y Mongol Chino, por citar sólo algunos.

Rolando Vera perteneció a una época plagada de “hombres que siempre trataron con respeto esta profesión, jamás le dieron al público exhibiciones de oropel, sino batallas encendidas con entrega real, sin escatimar esfuerzos” (p. 11).

Entre esas estrellas figuran: El Médico Asesino, Enrique Llanes, Huracán Ramírez, Black Shadow, Karloff Lagarde, Murciélago Velázquez, El Santo, La Tonina Jackson, Rito Romero, El Enfermero, Blue Demon, Ciclón Veloz, Black Guzmán, Carlos Tarzán López, El Rayo de Jalisco, El Cavernario Galindo, Gory Guerrero, Bobby Bonales, Bello Califa y Lobo Negro.

Y dijimos antes que Rolando Vera no se retiró definitivamente porque a los diez años (1976) regresó enmascarado con el nombre de Spirit. Tenía entonces 61 años. ¿Por qué lo hizo si ya lo había ganado todo? En opinión del autor, que lo conocía desde los 13 años: “la necesidad de una nueva aventura, algo que sucede a todos los hombres, un reto impuesto por nosotros mismos y para nosotros mismos” (p. 87).

 

* Miguel Ángel Moreno. Rolando Vera: meridiano de la lucha libre. Monterrey, N.L.: Oficio Ediciones, 2015. 100 pp., Fot. (Colec. Lucha por la Cultura.)

 

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