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1973 18 Noviembre 2015

 

 

En defensa de las Juntas Vecinales Independientes
Jesús González Ramírez

 

Monterrey.- Una Ley de Participación Ciudadana en Nuevo León que no incluya la reglamentación de las Juntas Vecinales, libres de partidos políticos, como base para poder usar todas las herramientas de participación como la Revocación de Mandato, sería un engaño a la población.

La explicación es sencilla: no importa que se aprueben en una ley 6, 8 o 10 herramientas (Revocación, Referéndum, Plebiscito, etcétera) si la población no está organizada para poder solicitarlas y ejercerlas. Por eso sería un engaño.

En la discusión actual de lo que parece ser el empuje final, ahora sí el bueno, por el que saldrá la Ley de Participación Ciudadana, se empieza a manejar de nueva cuenta la hipótesis de sacar una Ley que sólo incluya tres herramientas consultivas en las que supuestamente todas y todos estamos de acuerdo, algo light para no meterse en discusiones (como si no fuera ya suficientemente discutida la cuestión después de 13 años de bloqueo).

Más allá de defender la Revocación de Mandato y si debe estar en la Ley Electoral o en la de Participación, el punto más importante es que tú y yo podamos organizarnos libremente en nuestros barrios, colonias o ejidos, esa es la base de la real participación. Ya organizados podremos pedir consultas públicas para aprobar o no una obra que nos afecte como comunidad o podremos presentar nuestros proyectos para ejercer el presupuesto participativo en beneficio de nuestras familias.

Pero va más allá, las juntas vecinales reconstruyen la comunicación entre vecinos y por tanto reconstruyen el tejido social y nos acercan hacia el rechazo a la violencia, nos acercan hacia la paz. El asunto es que nunca más alguien debe tomar las decisiones de nuestro entorno sin consultarnos y eso es lo que, después de un periodo de aprendizaje, lograrán las Juntas Vecinales.

Habrá errores sin duda, tendremos que aprender a convivir y tolerar, pero en la situación actual de violencia normalizada, de corrupción política y de indignación de la población, la solución es que recuperemos la convivencia y, ya recuperada esta, podamos ejercer nuestros derechos civiles y políticos como el Derecho a participar de las decisiones públicas.

No es poca cosa que se hable de sólo aprobar herramientas y dejar fuera las Juntas Vecinales; con esto se haría una Ley inofensiva para el sistema político que nos llevó hasta la descomposición actual. No lo permitamos.

 

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