Estado sin autoridad
Hugo L. del Río
Monterrey.- Leo las declaraciones que hizo Renato Sales a La Jornada y me digo: no volveré a criticar el folclórico discurso del bronco. Para perder el puesto, al grito de ya, en un país serio.
El comisionado nacional de Seguridad se arroga facultades del Poder Judicial; se manifiesta tolerante con el control que ejercen los capos en las penitenciarías y pide que se reforme la Constitución para que no sean inhabilitados los policías que son reprobados en esa mala broma que llaman prueba de confianza. A partir del año próximo, nos hace saber Sales, sólo irán a prisión los reos acusados de “delitos graves”. Los reclusorios, dice, tienen sobrepoblación. Por ello, supongo que mediante orden de Seguridad Nacional, serán liberados quienes purgan condenas por actos ilícitos menores.
De entrada, pregunto quién decide entre las faltas graves y las de poca monta. Hasta donde creo interpretar las cosas, todo esto cae dentro de la jurisdicción de jueces, magistrados y tribunales. Obviamente, me equivoco.
El top cop de México reconoce que en los reclusorios se da la anomalía de lo que llama “el autogobierno delincuencial”. Añade: “Desde los penales se secuestra, se extorsiona, conviven las bandas, se enfrentan”. ¿Tráfico de estupefacientes? Sí, hay que tolerarlo porque “un día sin droga equivale a un motín”.
Según mi leal saber y entender, Sales está reconociendo que en los centros de reinserción social –humor negro— el Estado mexicano no puede o no quiere imponer su autoridad. Mejor dejar las penitenciarías en manos de los capos.
El funcionario se manifiesta, también, como el protector de los gendarmes y Ministerios Públicos inhabilitados por bajo puntaje en las pruebas de confianza. Pobrecitos. Y con la Navidad a pocos días. Esa medida “es injusta”. Además, son muy bajos los sueldos de los azules, quienes a diario arriesgan la vida en defensa de la sociedad. Sí: Son salarios austeros. Pero ya sabemos cómo redondean el ingreso la mayor parte de estos servidores públicos. Vamos, por el Casto Patriarca Señor San José, si casi todos pagan cantidades de cinco dígitos por ingresar a la corporación, por lo menos en las ciudades grandes.
No cabe duda: México es un país mágico. Aunque sufrimos a hombres y mujeres como Sales en todos los niveles de las tres órdenes de gobierno, ellos no prevalecerán porque México se empeña en sobrevivir.
Pie de página
Woody Allen cumplió sus primeros ochenta años. Este intelectual judío neoyorquino –Nueva York no es una ciudad: es otro país— creó su propio estilo, genial, de hacer películas. Es muy sabio este muchacho octogenario. Sus dichos y anécdotas son de antología. “Morir”, escribió hace rato, “es como dormir sin tener que levantarte a orinar”.
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