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1983 2 Diciembre 2015

 

 

Bronco querido, ya no te queremos
Joaquín Hurtado

 

Monterrey.- Yo le digo a mi tía Felipa que debemos darle tiempo al primer gobierno independiente para que ofrezca resultados. Felipa, de lengua chilosa, ya que creció en un rancho perdido de Sabinas, retoba:

-Que le dé tiempo su chingada M.

Felipa no se refiere a tu progenitora, Bronco precioso, sino a la M que se dibuja en las cimas de la Sierra Madre, apenas la nata de polvo y humo nos deja ver el cielo otrora azul de la Sultana. La M de la Mitra es más que un símbolo materno, es nuestra esencia regiomontana. La expresión de Felipa significa una muy fuerte maldición. Yo le pico la cresta:

-Tía, no te quejes, tú votaste por el mentado Bronco.
-Malhaya el día, si el tal jamelgo no pasa de burro pedorro.

En el brete por competir en la carrera  para alcanzar el Palacio Nacional, Bronco ladino, no escuchas los sombrerazos y las mentadas que la Raza, tu raza, te dedica por todo lo alto. Pero qué prisa traes, mostrenco, en jugar tus tristes fichas en el albur insensato de la Presidencia. Apenas estábamos en la luna de miel cuando épale, abandonas el humilde pesebre  para irte con la más puta. Nos madrugaste. 

-Este Bronco salió igual o peor que todos los pelados. Pelafustán plebe.
-Por eso nunca te casaste, tía.
-Fea soy mijito, pendeja no.

La gracia de la justicia sobre los Medina sigue en deuda, en espera de la acción de tus tanates con sesos. Lo de KIA, ya ni quejarse, que se jodan los vecinos de Pesquería, que se la pellizquen los ciudadanos que se quedaron sin chones por la trasnacional coreana. Y la tenencia, ay, la maldita roncha fiscal que ibas a erradicar de un solo tajo, esa es la gota que derramó la bilis de tía.

-Felipa, tú ni carro tienes.
-Pero mis hermanas y sobrinos sí, carajo, y ellos le dieron el voto al Bronco con tal de tumbar esa monserga. Yo los convencí.

Una tras otra. Felipa te las tiene bien guardadas, Bronco falsario. Nada olvida la señorita y eso que ya presenta episodios de Alzheimer. Su decepción es más grande que su rencor. Ya retiró tu foto de la ventana que da a la calle. Tus promesas incumplidas la traen echando pestes, tepocatas y alacranes en el Facebook de la güercada. Rompe las notas del periódico cada vez que apareces diciendo “barbajanadas”. Escupe los pedazos de papel, los pisa, los manda a quemar. Le cambia el canal a la tele cuando sale a cuadro tu imagen. Te detesta con furia virginal.       

Yo quisiera creer que mi tía está senil. Que usa tu nombre como coartada para justificar su férrea decisión de no aceptar a ningún varón en su seno impoluto. Quisiera reír como cuando vomitaba al Fox. Quisiera pensar que está sola como hongo en su cruzada cívica para exorcizar tu magia. Quisiera apaciguar su corazón alebrestado. Quisiera yo que le bajara a su enojo que le hace tanto daño en su salud. Nada vale, ni mis chistes surten efecto.

Cómo salvarla. Felipa está al borde del colapso.

-¿Ya viste que el mulo desgraciado quiere cobrar por verificar los coches? Puro pinche robadero. Mejor que regresen los Medina. 

 

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