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2017 19 Enero 2016

 

 

El bache, ícono nuestro de cada día
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- La sagrada tarea de la burocracia es complicar las cosas al punto de crucificar a la razón, la lógica y la esperanza. Hasta yo podría tapar un bache, pero eso es tarea imposible para los ingenieros de Obras Públicas.

Humberto Torres, mandamás en la broncosecretaría de OP, chasquea los dedos y, obedientes y sumisos, corren sus coleguitas de los municipios metropolitanos a escuchar en el palacio de cantera las órdenes de su jefazo.

¿Y la autonomía de la comuna?  Se perdió en el éter, como la justicia. Estos señores se encierran para discutir de qué manera pueden convertir en un problema complicado lo que en realidad es la más simple de las tareas. Pero, ah, son burócratas de corazón y están comprometidos en jeringarnos la vida.

Es tan sencillo como que en cada Municipio saquen a la calle a dos docenas de personas a tapar los cráteres. Terminarían en una semana, diez días a lo sumo. Pero, desde luego, no harán eso. ¿Dónde está el negocio? La idea, el concepto, es ofrecernos un plan de batalla frente al cual la planificación del Día D, el Desembarco en Normandía, será juego de niños.

Las trampas para peatones y automovilistas son otra de las manifestaciones de la corrupción que nos está matando. El edil que se hace de la vista gorda ante este paisaje lunar es tan corrupto como la Casa Medina, la Dinastía Moreira o Sor Margarita, la llavera del Señor Jesucristo.

En México, Tierra Prometida de la abominación moral, el bache ya llegó a ser un ícono de nuestra vida social. Profundo, sucio y peligroso, el bache es el símbolo del desgobierno que puso a México en oferta de remate. Tan corrupta la autoridad municipal que tolera al cráter como toda la estructura del poder.

Hoy, mañana o pasado, los inges de Obras Públicas nos darán a conocer la mafufada que pergeñaron bajo el knut del zarevitch Torres. Su oferta será algo así como reducir el bacherío en un cinco por ciento para los últimos días del broncosexenio y obligarnos a pagar un millón de pesos por cada pozo tapado. Cerrarán, faltaba más, calles y avenidas. Comprarán maquinaria al mayoreo y no faltarán jugosos contratos.

Claro: igual no pasa nada de esto. El affaire Moreira tiene muertas de miedo a muchas ratas de dos patas.

Pie de página
Unos delincuentes cibernéticos me robaron la lista de contactos y, seguramente, dirigirán urbi et orbi mensajes en mi nombre en demanda de ayuda económica. Si le llega un correo con esa petición, pfvr. deséchelo. Es la segunda vez que me pasa. Forma parte de los encantos del analfabetismo computacional. Ya me hackearon. Me volverán a hackear.

hugo1857@outlook.com

 

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