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2017 19 Enero 2016

 

 

Si no tiene cabeza pa'nada, pos que sea maestra
Ismael Vidales Delgado

 

Monterrey.- Cuenta un ameritado maestro argentino que “una noche, Karina  que apenas podía hilvanar frases coherentes, que leía como tartamuda sin serlo, que no solo tenía faltas de ortografía sino que, además, sus construcciones gramaticales resultaban crípticas...

...había presentado por cuarta vez su examen de Lengua, correspondiente a la carrera de Magisterio Especializado en Educación Primaria. Nuevamente había sido aplazada. Su madre, ansiosa, había esperado en la puerta del Instituto Superior de Formación Docente. Se le acercó diciendo: 'Usted, profesor, me va a saber entender. A mi hija mucho no le da la cabeza, por eso yo le dije que por lo menos… que sea maestra'”.

Aprovecho la viñeta para redactar estas reflexiones: Estoy convencido de que si hay algo que he hecho con gusto y  con pasión toda mi vida es el ejercicio de la docencia. Nunca pensé que alguien pudiera ver el magisterio como una carrera de ínfima categoría, tan devaluada que se la considerara como de última oportunidad.

Este incidente, ni es propio de Argentina, ni es cosa menor; es  una lacerante realidad nacional, es una situación reiterada que va más allá de lo que estamos dispuestos a tolerar los maestros. Muestra el tipo de representación social que se tiene del magisterio.

Sabemos que la profesión se ha venido feminizando en preescolar y primaria, cada vez más varones están abandonando el magisterio en principio por el bajo salario y “secretamente” porque se le considera una profesión de mujer. En la matrícula de las escuelas Normales son más mujeres que hombres, y las investigaciones muestran que las muchachas normalistas que debieran haber ya desarrollado el pensamiento lógico formal, con harta frecuencia interrumpen al maestro con preguntas que las ubican claramente en el estadio del pensamiento lógico concreto, con preguntas del tipo “¿puede usted poner un ejemplo?”. Esto, dicen los investigadores, muestra que las muchachas aplican casi exclusivamente la inducción para intentar comprender conceptos medianamente complejos, van de lo particular a lo general, de lo concreto a lo abstracto, de lo simple a lo complejo, del ejemplo a la idea. El pensamiento deductivo como que no se les da.

Los estudios muestran además que las estudiantes de magisterio en América Latina tienen a lo largo de su vida, más horas de tableta y celular que de lectura. Carecen, casi por completo, de experiencias de debate argumentativo. Su vocabulario es limitado y acusan bajo nivel de comprensión de instrucciones, especialmente las de tipo abstracto, matemáticas y geometría. Tienen serias dificultades para expresar por escrito claramente sus ideas. Pareciera que no han desarrollado plenamente el pensamiento lógico matemático y tienen  serias dificultades para entender la transitividad, la reversibilidad y la simetría en las ideas y el pensamiento.

Pero de aquí se deriva un dilema, todo esto que ocurre en las estudiantes de Normal ¿es a causa de su sexo, de sus maestros, de los programas o de qué se trata?. Estos dilemas son institucionales, no son asunto de las investigaciones ni de los editorialistas, son incidencias reales en los salones de las escuelas normales que alguien debiera investigar y solucionar, porque se trata de la formación de una de las profesionales más importantes de la sociedad: el magisterio.

Yo me inclino a pensar que la situación nada tiene que ver con el sexo, sólo que los estudios se refieren a la mujer porque la matrícula es mayoritariamente de mujeres, pero el asunto definitivamente se soluciona con mejores catedráticos, mejores herramientas de trabajo, mejores técnicas y métodos de estudio y amplia cultura básica y pedagógica.

Si la profesión magisterial ya se feminizó en preescolar,  primaria y secundaria, dejémonos de cuentos, lo que necesitamos son mejores maestras. Y definitivamente, corrijamos la endecha popular “Si la cabeza no le da para más, de perdido que sea maestra”, por otra verdaderamente digna y exigente: Si no le da la cabeza pa nada, por lo menos que NO sea maestra.

 

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