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2018 20 Enero 2016

 

 

La Oviedo rifa
Eligio Coronado

 

Monterrey.- La Oviedo es una colonia como hay muchas: miserable y olvidada, que arrastra a sus habitantes a un destino similar. Sus jóvenes se evaden a través de la violencia y los inhalantes, y los adultos se conforman con darle vuelta a la rueda de la rutina.

Así giran sus vidas, sin más aliciente que no ser víctimas del largo brazo de la inseguridad. Juan, el Tiznadito y Matilde son tres personajes que van dejando jirones de sus vidas en esa espiral mortífera hasta que un día sucumben, sin dejar más huella que la que su cronista, Carmen Julia Holguín Chaparro (Hidalgo del Parral, Chih., 1967), pueda rescatar: “La Oviedo es madre que pare cholos, pandilleros, marihuanos, semillas vanas para las que no habrá final feliz” (p. 8).

Así se va cumpliendo su destino: “La pistola llegó a él (Juan) porque las armas son inteligentes y buscan las manos tontas que les den vida” (p. 10), “El Tiznadito es parte del doloroso paisaje diario de la Oviedo. Algunas personas (…) le huyen, algunas le dicen de cosas y hasta le hacen maldades mientras está tirado en alguna banqueta” (p. 17), “a la que habían violado con lujo de violencia, a la que habían matado sin misericordia y le habían grabado sus sucios nombres en el cuerpo desnudo (…), aquella era (…) Matilde” (p. 12-13).

¿Por qué vivir en un microcosmos mortal? Porque en nuestro país ya se acabaron los sitios seguros: hoy en día vivimos con la puerta cerrada y el temor de que la fatalidad nos alcance: “en la Oviedo, el destino es como el polvo revoloteando en los panteones” (p. 10).

¿Hay alguna historia feliz en la Oviedo? Sí, la construcción de un puente cercano obliga a los transportes urbanos a entrar a la colonia y eso reactiva la zona económicamente, se abre una Soriana, se pintan las fachadas y se estrenan banquetas.

Pero esa bonanza es superficial y efímera: cuando el puente se inaugura, los camiones se van y el olvido regresa a la Oviedo: “Las casas, remodeladas por fuera, siguieron igual de miserables por dentro y claro, la ilusión duró poco, apenas lo que tardó la pintura en irse cayendo” (p. 28-29).

La Oviedo rifa* semeja una novela corta por la coherencia estilística y temática, y el tono expositivo contribuye a dosificar el dramatismo: “cada niño que nace (en la Oviedo) (…) escribe la historia de su vida en un solo rayón impreciso” (p. 30).

 

* Carmen Julia Holguín Chaparro. La Oviedo rifa. Monterrey, N.L.: Edit. Poetazos, 2015. 30 pp. (Serie: ¡Mi Barrio es primero, Mon!) (Libro de bolsillo: 10.5 x 7 cms.)

 

 

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