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2086 25 Abril 2016

 

 

Un candidato independiente no hace verano
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Las candidaturas independientes no se aprobaron para darle gusto a un segmento de la población. No importa si afectan o no a un partido político. Se enfocan más bien al derecho humano de la participación política. Y hasta hace algunos años, ese derecho estaba conculcado a los mexicanos.

Hay tres tipos de derecho que no son concesiones del Estado a los ciudadanos, aunque la autoridad pública lo quiera ver así, sino que forman parte del derecho natural de cualquier persona: la vida, la propiedad y la libertad.

Las candidaturas independientes son parte del derecho humano a la libertad de votar y ser votado y ya existieron en México de 1918 a 1946, hasta que se consolidó el modelo de partido de Estado. Cuando el Presidente de la República decidió tomar en sus manos el control del país, se eliminó de la Constitución la figura de la candidatura independiente. Entonces pretendieron vendernos la idea de que solamente se podía participar electoralmente a través de un partido político. Y lo peor del caso es que los mexicanos compramos esa idea.

¿Por qué Jorge Castañeda, que litigó en favor de las candidaturas independientes, perdió la batalla para reincorporarlas en la Constitución? Porque las consideró parte de las garantías individuales, no como derecho humano, consagrado en los Tratados Internacionales que ha suscrito el gobierno mexicano.

A Jorge Castañeda le negaron el registro como candidato independiente y apeló al Tribunal Electoral donde le respondieron que ellos no podían conocer asuntos relativos a puntos constitucionales. Luego apeló a la Suprema Corte de Justicia y le respondieron que ellos no podían conocer asuntos electorales. Por eso Castañeda tuvo que apelar a la Corte Interamericana.

El sistema político mexicano cerró las puertas a las candidaturas independientes pero el camino ya no tenía reversa. Se tuvo que reformar el artículo 1º Constitucional. Desde entonces solo falta añadir la legislación secundaria.

Ahora bien, desde 1994, el PRI no tenía mayoría en el Congreso de la Unión, pero la recobró en esta LXIII legislatura y como buen garante de la partidocracia y del control que aún pide el presidente de la política nacional, no aceptará que se apruebe ninguna legislación secundaria que beneficie a las candidaturas independientes. Ese es el principal escollo para ganar este derecho humano fundamental.


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