863 15 Agosto 2011 |
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TURBOCRÓNICAS Tijuana.- El grupo de colegas estaba integrado por mujeres y hombres. Las primeras en preguntar fueron ellas. Una dijo que a Hank Rhon se le hicieron malas preguntas en su reciente conferencia de prensa. ¿Qué opinaba? No hay malas preguntas, hay pocas. Las hubo buenas, dijo Rocío Galván, reportera de gran experiencia. Pero él las evadió o respondió como quiso. El Centro Cultural Tijuana (Cecut), dirigido por Virgilio Muñoz, me había invitado a participar en un seminario. Aun cuando soy adicto a los talleres percibí la oportunidad de ponerme a prueba. Sin pontificar. Así que redacté un guión de tres cuartillas porque la jornada iba a ser de ¡cinco horas! Con media hora para café y galletas. Reducir a tres cuartillas la charla de cinco horas sonaba imposible, aun cuando afilo mi capacidad de síntesis. Dos o tres amigos han criticado mi escritura contenida. Pretendo ir de la concisión al laconismo sin ser telegráfico. El subtema de la entrevista estaba incluido en el tema de la jefatura de información, tarea fundamental en un periódico. No faltó la pregunta de cuál es la mejor actitud del reportero. No la del provocador porque se consigue una buena frase, un exabrupto, no la entrevista redonda. ¿Un duelo? Menos. El entrevistado siempre sabe más del tema. Dan pena los sabihondos o quienes plantean sesudas preguntas para conseguir un sí y, peor, un no. En mis tiempos obtuve dos frases. “Vienen, me gritan ¡Pinochet! y se van”: Manuel Zárate Aquino, gobernador de Oaxaca; y “Lo que diga mi dedito”: Jesús Reyes Heroles, dirigente del PRI, quien lo meneó en señal de negación. Lo mejor es la complicidad. Otras actitudes son no prejuzgar y no perder de vista la respuesta. De ahí surgen las preguntas. La grabadora desconcentra. Si el hilo se rompe el lector lamenta por qué no le preguntaron tal o cual cosa. En el Cecut los estudiantes parecían como siempre deseosos de salir en pos de la nota. Aspiran a estar en su diario preferido, pero la competencia es ardua. Entran los recomendados y los de nueve punto ocho. ¿Qué hacer si uno es de izquierda y el diario de derecha?, preguntan. Ese problema no es problema porque la nota es la nota, muchachos. ¿Qué significa eso? Lo aprenderán cuando pongan en práctica la teoría. marcoaureliocarballo.blogspot.com
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