863 15 Agosto 2011 |
|
ANÁLISIS A FONDO Cifras del INEGI, la pura manipulación
La ecuación es muy sencilla y contradictoria: antes, el Banco de México y, ahora, el INEGI da a conocer cada quincena el dato del comportamiento del Índice Nacional de Precios al Consumidor. Un porcentaje equis. Pero… obviamente, además de las razones aritméticas, usa criterios políticos y de manejo de las expectativas. Todo gobierno, aquí en Occidente como en la China comunista siempre buscará generar noticias positivas de su desempeño, aunque desfigure la realidad. Uno sale a la calle, al supermercado, al almacén, al mercado público, al mercado sobre ruedas, y los precios de los productos básicos ya se encarecieron brutalmente en comparación con la semana anterior. Se siente, y lo perciben más que nada las amas de casa ─las más avezadas econometristas del proceso inflacionario─: el dinero de la cartera se acaba hoy más rápidamente que el lunes pasado. Y, o se compran los mismos productos, o ya no pueden comprarse dos o tres de la canasta semanal. Siempre he descubierto que la realidad es reaccionaria; desmiente cada día a los medidores de los indicadores de precios y de la inflación. Desbarajusta la curva de Gini y las nada sutiles intenciones de manipuleo de cifras y porcentajes de los analistas oficiales. Y es que la gente del gobierno, del partido que sea, está programada para esconder la verdadera realidad. Hay miedo a la verdad. Y se oculta como si los ciudadanos fueran imbéciles. Como si se tragaran la “información” que los estrategas de la “comunicación” tratan de imponer en los medios de comunicación. Y lo peor de todo es que los periodistas no tenemos disposición al análisis, a la investigación, a la comprobación de lo que se nos endilga a través de los comunicados de prensa oficiales. Según las mediciones oficiales, la inflación ha crecido en lo que va de 2011, un 3.5 por ciento. La verdad contradice el porcentaje. Si va hoy a hacer el súper, estará de acuerdo en que hoy gastará cuando menos un diez por ciento más, y me quedo corto, comprando el mismo número de productos de primera necesidad, que la semana pasada. De lunes a lunes. Y los ingresos por salarios no se incrementan, por lo menos en la misma proporción en la que dice el INEGI que creció el Índice Nacional de Precios al Consumidor. Haga sus cuentas, amigo economista del INEGI. Vaya usted mismo a comprobar que las cifras que usted obtiene de sus cálculos quincenales no corresponden a la realidad, primero porque, por política de información, tienen que ser “peinadas” para no “asustar” a los agentes económicos. Otro tanto ocurre con las cifras del empleo, el subempleo y el desempleo. No hace mucho. Creo que la semana pasada, el INEGI dio a conocer las del comportamiento de este rubro. De una Población Económicamente Activa (PEA) de 48.9 millones de personas, en el segundo trimestre, 46.4 millones de personas se encontraban ocupadas. La población sub ocupada fue de 3.9 millones de personas¸ la población desocupada se situó en 2.6 millones de personas y la tasa de desocupación correspondiente fue de 5.2 por ciento. Cifras oficiales. El INEGI reveló que la población que labora dentro del Sector Informal de la economía fue de 13.4 millones de personas, que representan al 28.9% de la población ocupada, habiendo aumentado en 75 mil personas respecto al dato de un año antes. Tan no son confiables las mediciones gubernamentales, que entre los propios funcionarios de la administración se contradicen. Y vaya de qué manera. No tardó el INEGI en informar de los 13.4 millones de personas en la economía informal, según sus cálculos, cuando Javier Lozano, secretario de Trabajo y Previsión Social, se encaramó a la tribuna pública para corregirlo: no son 13.4 millones de personas en la informalidad, sino 25 millones. Válgame la virgen. La explicación de Lozano no está descabellada, no está tan jalada. En realidad, apunta, es un tema estructural por doble partida. e incluso el INEGI se queda corto, porque su forma de medir el empleo informal se refiere solamente a aquellos que están trabajando al margen de las empresas formalmente constituidas. Pero, pero si tú ves la medición de la Organización Internacional del Trabajo, empleo informal es todo aquel que no tiene asociada su labor en un acceso directo a la seguridad social y, en ese sentido, es más del 54 por ciento de la población ocupada en México. Y el dato es más dramático. A quién creerle… O, ¿seguimos haciendo como que nos habla alguna divinidad? http://analisisafondo.blogspot.com/ ¿Desea dar su opinión?
|
|