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15 Agosto 2011
 


Inteligencia cabría
Graciela Salazar Reyna

Monterrey.- Si de aniquilar se trata, poco importa que la Naturaleza no piense como asalariada ni le guste el futbol (a propósito de “Usted objete”, 15diario, 12/08/2011); es cuestión de ignorancia, junto al abuso de poder y perversión. La Naturaleza se encuentra indefensa como muchos asalariados, quienes no sólo gustan del futbol, se los mantiene enajenados haciéndoles creer que asar carne, comerla y tomar cerveza ante las miradas envidiantes de sus vecinos, con el volumen de la tele al tope mientras ven futbol, les brinda un estatus de privilegio que los asemeja a los ricos de Monterrey, o las estrellas del “canal”. Basta mirar los comerciales mañosos suministrados a toda hora por los medios.

Los abusones, ni siquiera piden permiso, bueno fuera. En su infinita ignorancia gozan adueñarse de los espacios, de los bolsillos y las conciencias de los demás; si bien, buscan más riqueza, exprimir en lo posible dinero de las piedras, la tierra, el agua, los bosques: ni siquiera tienen idea y menos les importa saber cómo perjudicarán sus explotaciones y usos de suelo al ambiente y a los seres que lo habitan, incluidos sus hijos y nietos, aunque se vayan a vivir a la “colonia” o al otro lado del  mundo. La fanaticada, desafortunadamente, ni siquiera tiene opciones.

El abuso campeando en ignorancia y, amancebados los del “hacha” con las autoridades que devastan como trogloditas, parece no tener fin; cómo ha multiplicado el enojo, la mezquindad y la violencia entre los que sobreviven apenas, con la pata en el cogote. Pronto, no se conformarán con hacer la ola y ponerse las rayas, porque ni siquiera les alcanzará para la cheve; y algo tendrán que hacer para conseguirla. El colmo, en vez de una sombra natural, fresca y gratuita, deberá pagarse un boleto para el área climatizada donde han talado los árboles.

De la perversión qué decir, hoy es un estadio impuesto aquí sin importar consecuencias de ningún tipo. En una simple suma de publicidad y poder que se les otorga a los más ignorantes con dinero de esta ciudad, dejándoles decidir en perjuicio de los espacios naturales comunes que propician salud física y mental; estaremos a la vuelta de unos años con más problemas de contaminación, derivada de la escasez de agua, aumento del ruido y embotellamientos del tránsito, con la subsecuente disminución de capacidad adquisitiva en pos de latas abre fácil. Los gritos de gol serán más caros que la vida.

Para el caso del estadio en La Pastora, a capricho de FEMSA, el problema, con todos sus asegunes ni siquiera es el futbol; aunque a muchos no nos apasione este deporte, lo disfrutamos de vez en cuando acompañando a los hermanos, al marido, amigos y vecinos. Es una cuestión ética que deja la inteligencia humana mal parada, falta de sensibilidad. Ignorancia que bajo cualquier pretexto y sin importar el precio empuja a la depredación de la vida que dada la evolución y desarrollo, al menos en este planeta, debiera vivirse más dignamente; jugando a ser inteligentes mientras escuchamos la voz de los otros y la propia conciencia: Sí al estadio, por qué no, pero en otro lado.

 

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