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932 21 Noviembre 2011

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
¿Para qué impulsar el consumismo?
Edilberto Cervantes Galván

M
onterrey.-
La promoción comercial que se realizó este fin de semana no pasa de ser otra fecha más para impulsar el consumismo.
El dicho aquel de que al pueblo hay que darle pan y circo para mantenerlo entretenido proviene de las prácticas de los emperadores romanos.

Pero el circo romano no era el de los payasos y saltimbanquis de hoy en día. En el circo se enfrentaban los esclavos y soldados como si fueran gladiadores y allí se llevó al martirio a los primeros cristianos. El circo era un evento de sangre y muerte. Aunque también había competencias de carros de caballos.

Estos brutales espectáculos los presidía el emperador, quien era protegido por la guardia pretoriana para evitar o acallar cualquier protesta de la plebe.

A la plebe se le ofrecía pan, pero también vino y aceite y se creaba así un ambiente de violencia y al mismo tiempo de temor hacia el emperador

Ahora en el año 2011, en pleno siglo XXI, las tácticas del poder no exhiben grandes variantes. El espectáculo de las guerras, del terrorismo, de la represión de protestas pacíficas de trabajadores o de estudiantes, son escenas de todos los días en la televisión. La violencia extrema como un hecho cotidiano al que, según dicen, más vale que nos acostumbremos.

En la aldea global de hoy en día la plebe estaría representada por los millones de desempleados y de familias que viven al día y en la pobreza. A ellos se les otorgan dádivas y donativos, se les ofrecen y retiran subsidios, se les incorpora en programas de subsistencia, para ellos hay goles con causa y gestos de beneficencia.

Se nos dice día tras día que la economía de México está blindada, o casi, de tal manera que la crisis que afecta a los Estados Unidos y Europa, no nos va a contagiar. La cuestión es entonces de perseverar en la ruta actual y de evitar cualquier dislate financiero.

Pero el problema es que con el régimen económico actual, la economía mexicana no resuelve las necesidades de 50 millones de mexicanos que viven en pobreza. Para esos 50 millones mantener la misma política económica que nos rige desde hace un cuarto de siglo no es una solución efectiva sino una desgracia.

En estas condiciones (económicas y sociales) las promociones comerciales como El Buen Fin tal vez serán atractivas para quien tiene un empleo estable y además que recibe aguinaldo. Este segmento de la población sin embargo no hace mayoría.

Para los millones de personas que trabajan en la informalidad, que no tienen seguro social, ni sueldo y mucho menos prestaciones, las ofertas de crédito o las ventas a plazo sin cargos por intereses, son una ventana al riesgo.

Tampoco es válido afirmar que con las ferias comerciales se logre “detonar el mercado interno”. La demanda interna está deprimida debido al amplio desempleo y a los bajos salarios. Mientras no haya empleo y buenos salarios no habrá mercado interno.

El presidente Felipe Calderón llamó a detonar el mercado interno a través del “círculo virtuoso” que constituye promover “más compras, más empleos y salarios, y otra vez más compras”. Podrá sonar bien, pero no hay ningún ciclo económico que empiece por compras y termine con más compras. El círculo debiera ser, más bien, el de más producción nacional, más empleos a mexicanos y más altos salarios y entonces si más compras.

El presidente señaló que la economía tiene dos motores para caminar, el primero de los cuales es el externo, que “está trastabillando un poco, cascabeleando”, por los problemas en Europa, Estados Unidos y Japón, mientras que en el segundo, que es el interno, “nos falta que la gente, aquí en México, se anime a comprar”. Se trata de enfoques simplistas sobre una crisis económica compleja; es claro que los procesos económicos no son un problema de ánimo y que la demanda se ejerce cuando hay poder adquisitivo. Las soluciones a los problemas con recetas de voluntarismo no han sido raras en los últimos años; en el caso de la educación ya se ha señalado que todo es cuestión de “echarle ganas” y para el desempleo pues lo que falta es “ponerse las pilas”.

La organización El Poder del Consumidor (EPC) criticó el programa “El Buen Fin”, sobre todo porque el gobierno federal adelantó a los burócratas el pago de la primera parte de su aguinaldo, a tiempo para que “aprovechen” las ofertas y promociones anunciadas por comercios, bancos, centros de espectáculo y aerolíneas, entre otros.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) advirtió del riesgo de sobreendeudamiento que este programa puede provocar.

Se puso como ejemplo la promoción a “40 meses sin intereses” para la compra de suéteres, con lo que se genera una deuda por casi cuatro años por un producto que seguramente será inservible cuando se termine de pagar. Advirtió que la cartera vencida en tarjetas de crédito ha repuntado y actualmente afecta a uno de cada 20 usuarios.

La organización EPC señaló que el programa El Buen Fin “es para beneficio de las empresas y de alto riesgo para los consumidores”, El objetivo central sólo es aumentar las ventas y reducir los inventarios de las empresas, más que beneficiar a los consumidores. Cuestionó además “el decidido apoyo gubernamental”, que no tiene ningún precedente y contribuye a poner en riesgo la situación financiera de los consumidores.

En el último de los casos la promoción comercial debiera sustentarse en una estrategia de Compra lo hecho en México. Compra lo hecho por mexicanos.

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