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932 21 Noviembre 2011

20 de Noviembre
Hugo L. del Río

M
onterrey, Nuevo León.-
Veinte de noviembre: aniversario de…¿de qué? ¿Fue una Revolución, la primera del siglo pasado, como gustan decir los historiadores oficiales, o se desangraron nuestros mayores en una guerra civil?

Tal vez, como dice Adolfo Gilly, el movimiento de 1910 “fue interrumpido” o “traicionado”. Francisco Indalecio Madero no era revolucionario. Reformista político ajeno a lo social, pensaba que el cáncer de México se curaría con elecciones limpias, la supresión de la leva, libertad de prensa y un gobierno más o menos sano.

Carranza era un reaccionario: su sueño, presidir un régimen porfirista sin Porfirio. Firmó la pena de muerte de los líderes de tranviarios y electricistas en huelga y mandó matar a Zapata. El peor de todos es Obregón: reformó la carta constitucional para reelegirse: vaya con el de Sonora: Sufragio Efectivo, No Reelección fueron las consignas que, en un minuto mágico, unieron a todos los caudillos. En el baño de sangre que, propiamente hablando, termina hasta 1929, no hay ideología: sólo hambre de poder. Unos pocos hombres y mujeres ̶¿por qué mantenemos en el olvido a Andrea Villarreal?̶ tenían ideas claras. Nadie les hizo caso. Les prestaron más atención en el extranjero que en México.

Los salvadores de la patria llegaron a la ignominia de armar a los obreros y enviarlos a matar campesinos. Los hombres del campo pagaron la cuota de sangre sin recibir nada a cambio. Salvo el sexenio de don Lázaro, la Reforma Agraria fue una burla. Sí, se hicieron algunas cosas importantes: el Seguro Social, la educación laica y gratuita desde Primaria a doctorado, las leyes de protección al asalariado. No tuvimos golpes de Estado ni cuartelazos ni invasiones extranjeras. Es más: durante décadas México fue un país admirado y respetado por nuestra política exterior y por brindar asilo a los perseguidos. Pero de todo eso sólo quedan el recuerdo; algunas películas y novelas, unos murales y la Gran Epopeya degradada a folclore y jinetes con mosquetones de madera para que filmen vídeos los turistas.

Ya festejamos Halloween y Thanskgiving Day: pronto celebraremos el Cuatro de Julio y guardaremos respetuoso silencio el Día del Armisticio y el Día del Veterano. Algunos mexicanos sueñan con ser gringos de cuarta categoría; a la mayor parte le importa un adarme. La globalización devoró a México sin resistencia de los mexicanos. Se podría, se debería, escribir una novela: “La americanización de los mexicanos”.

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