La Libertad tras las rejas
Nora Carolina Rodríguez
onterrey.- Aunque parezca inverosímil, la estulticia humana sigue haciendo de las suyas, y vaya que el catálogo es amplísimo, vasto, inagotable.
Al oriente de Guadalupe, N. L., se encuentra la colonia Libertad, poblada por gente que en algún momento estuvo situada en la clase media y ahora se sitúa en la edad media. Ahora ya podemos cambiarle el nombre a la colonia porque se encuentra enrejada. Le podemos decir: colonia Ex-libertad, o colonia No-libertad, o colonia Anti-libertad, sería más congruente.
La calle 10 de Mayo, que atraviesa la colonia y conecta Constitución con Miguel Alemán, ha sido bloqueada por una reja, aparentemente a solicitud de los vecinos, quienes intentan mejorar su seguridad impidiendo el paso a automóviles y peatones.
De un tiempo a la fecha, la ciudadanía se encuentra totalmente confundida y, ante el reto de la impunidad, la corrupción y el liderazgo de las diferentes bandas, está tomando decisiones absurdas y desesperadas buscando la paz perdida.
La incompetencia de las autoridades, unida a la ignorancia y al abuso de poder, permite acciones como la instalación de barreras que impiden el libre tránsito. Seguramente se desconoce que existe la Constitución Mexicana, que en su articulado se encuentra el tema de las garantías individuales y que una de ellas, referente a la libertad, consigna el libre tránsito por el territorio nacional.
En el caso de esta colonia, la flamante nueva reja-barda está pintada con los emblemáticos colores oficiales del municipio, lo cual indica claramente que sus autoridades estuvieron de acuerdo con su instalación y, aunque no es el único caso en la zona metropolitana, parece ejemplificar de la manera más nítida la situación que vive el país.
Temerosos, asustados, encerrados, así estamos. Entre las bandas criminales y las bandadas de militares, policías, marinos, federales, estatales y municipales, la ciudadanía prefiere encerrarse con muros y rejas. Como si eso solucionara algo.
La libertad se coarta de maneras incontables, concebibles e inconcebibles, infames todas.
El movimiento de la Revolución Francesa, inspiración para tantas otras revoluciones, buscando cumplir las más altas aspiraciones de los seres humanos: libertad, igualdad y fraternidad, hoy puede saberse ignorado y pisoteado por la estulticia.
Hoy vemos con mucho coraje que esas oscuras intenciones doblegan el pensamiento, la razón y el humanismo, y el único poder humano que vale hoy, es el que ha podido doblegar al país entero, y está de sobra decirlo.
La libertad se encuentra tras las rejas. Nada más claro y doloroso.
noracarolina@gmail.com
