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1015 15 Marzo 2012

De chapulines y hombres probos
Ricardo García

Monterrey.- La corrupción sigue ensombreciendo la política mexicana al no tener continuidad los funcionarios en los puestos a que son elegidos por la sociedad civil,  dando a nuestro país una imagen de inmoralidad política.

Pareciera que no hay en México ningún caso de sacrificio de servicio por parte de funcionarios públicos o de honradez en el manejo de los recursos del gobierno. La imagen de corrupción de funcionarios que no cumplen su trabajo, alcaldes chapulines abyectos o directivos públicos sobre todo de Pemex permanece en  espera de un verdadero cambio con servidores decentes y probos.

Pero México y algunos estados, entre ellos Nuevo León, han tenido grandes ejemplos de figuras en la política que sobresalen por una vida  de servicio y rectitud.

En Nuevo León, el licenciado Genaro Salinas Quiroga, quien fue gobernador interino del estado sólo poseía un par de propiedades y hacia a pie sus propios mandados. Don Pedro Quintanilla Coffin, apasionado servidor como alcalde de Monterrey, nunca se apropió de bienes, su capital consistía en su casa en Santa Catarina llamada “Punto Verde”, donde departía con innumerables amigos en comidas sabatinas; y su oficina por la calle de Doctor Coss, en el centro de la ciudad.

El licenciado Raúl Rangel Frías, exgobernador, servidor público fuera de serie, no tenía gran fortuna, a no ser su casa en la colonia Jerónimo Siller, donde llevaba una vida sencilla, con caminatas junto a su esposa, en la misma barriada, o en compras en Azcúnaga, rememorando costumbres ancestrales. El licenciado Pedro Zorrilla sirvió a Nuevo León  sin ambiciones, con honestidad y dignidad.

A nivel nacional, Jaime Torres Bodet vivió para la cultura y la educación huyendo de honores, de excesos pecuniarios; fue un administrador responsable, funcionario honrado creador del Texto Gratuito. Don Adolfo López Mateos murió como vivió, rápido, sin ver los bienes que por su sencillez pudo haber adquirido en mayor cantidad. Asimismo, don Adolfo Ruiz Cortines, nunca se apropio de riquezas que no fueran las de sus propios medios.

El doctor Gustavo Baz fue gobernador interino en el estado de México y diputado federal; anduvo siempre en política, pero su trabajo principal era en su modesto y vetusto consultorio en la avenida 20 de Noviembre en el centro del DF, hasta que murió de avanzada edad.

Manuel Payno relata ejemplos de dignidad y servicio como don José María Morelos, que de 1810 a 1815 en que lo asesinaron por la causa independiente, tuvo a su custodia grandes sumas de dinero aplicadas con rigor sin tomar un solo centavo. El general Santos Degollado tuvo a su cuidado enormes sumas sin tomar dinero alguno, remendando él mismo su ropa para no ser una carga para la república. Don Benito Juárez sólo dejó a su muerte una modesta fortuna de acuerdo a la escritura pública del 19 de mayo de 1873.

El desinterés y moralidad de don Vicente Guerrero es reconocida y tradicional; Agustín de Iturbide, en muchas ocasiones le confió considerables caudales, advirtiéndole que tomase lo necesario para sus tropas, mismas que estaban hambrientas y mal armadas. El general Guerrero jamás se adjudicó dinero para sí o para su ejército,  argumentando que no se les debía mal acostumbrar, no obstante su triste vestimenta.

Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, habiendo tenido cargos delicados, como secretario de Justicia y secretario de Fomento, nunca sustrajo dinero, objetos de arte o joyas. Como magistrado de la Suprema Corte de Justicia, nunca incurrió en delitos de peculado o de opacidad en la aplicación del derecho y la justicia.

El general Arteaga, que fue gobernador en Jalisco, siempre llevó una vida modesta, viviendo al salir del gobierno con un sueldo irregular como militar. Don Benito Juárez le ofreció ayuda monetaria cuando lo encontró herido y enfermo; antes de su muerte por ejecución le escribió a su madre una carta muy emotiva: le adjuntaba                                                                                                        un reloj y un real, diciéndole: “Mamá, es el único patrimonio que le dejo, defendiendo a mi patria”.

Qué contraste con los sucesos actuales  del ingeniero Larrazabal, o la licenciada Vázquez Mota, señalados por mal manejar asuntos públicos; o de presidentes que han viajado millonariamente con numeroso séquito a cargo del erario; o alcaldes neoleoneses, autorizando hospitales, o edificaciones en zonas de alto riesgo ecológico, por una dudosa ganancia.

Requerimos de más servidores públicos íntegros como don Valentín Gómez Farías, hombre patriota que al día siguiente de dejar el gobierno tenía que recurrir a la generosidad de amigos, no contando con otro bien que su modesta casa en el pueblo de Mixcoac. Don Melchor Múzquiz, habiendo sido gobernador del estado de México, salió como cuando entró sin riquezas, dignificado por ser útil a su patria.

Actualmente, con tantos escándalos de brincos de alcaldes, sospechas de encubrir casinos, de elementos de seguridad en descomposición evocar a servidores públicos honestos de México, es alentador y nos infunde fe y fuerza para exigir, a quienes gobiernan actualmente, continuidad y honestidad, recordándoles que la pobreza y seguridad de la mayoría de los mexicanos no  es resultado de una manera de ser o de un destino manifiesto sino del mal manejo del erario público con fines partidarios y de grupúsculos privados.

Los mexicanos hemos padecido de pseudo políticos que se han aprovechado de su alta jerarquía para hacer negocios privados. Ejemplos del caso de los terrenos del Parque La Pastora y Fundidora,  Ferronales, autorización “en lo oscuro” de casinos, Industria Minera depredadora, robo de gasolinas y ahora la actitud servil de Calderón al entregar a Estados Unidos desde febrero, como en bazar, la explotación de los yacimientos de petróleo en la zona fronteriza norte,  alejándose de las verdaderas necesidades ciudadanas y del país, actuando sólo para su egolatría e intereses pecuniarios.

Y ahora el mal de no servir con continuidad, saltando de un puesto a otro como aves de rapiña o chapulines, buscando el fuero y servirse cínicamente de los recursos públicos gubernamentales mediante actos de corrupción que no tolerará en el futuro el ciudadano que tiene en la memoria, el ejemplo de servidores públicos sensibles y patriotas.
                                                                 

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