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1098 10 Julio 2012

 

CRÓNICAS PERDIDAS
Cuando piensas en amor
Gerson Gómez

Monterrey.- No buscas al amante perfecto, despertador de cosquillas en la planta de los pies, el esposo ejemplar referente al polvo de dios o la relación más activa, proteica y metafísica, sino a quien te patrocine, te mantenga los caprichos más nimios y haga escalar el complicado proceso social.

En eso piensas cuando piensas en el amor.

Y recuerdas con añoranza vertiginosa, las kermeses con sus verbenas de la congregación católica a la que asistes desde siempre, cerradas las calles interiores, jugando a caer con tus amigas en la cárcel, de donde sólo sales si te casas con alguien.

Hay alguien especial, lo compartes con tus BF. El chico más lindo de todos. Para quien son sólo tus miradas. Cuando caes en la cárcel y él viene presto a rescatarte. Te pide matrimonio. Asientes. Se colocan frente al sacerdote. Los llevan unidos con el lazo.

Paga la cuota. Debe ser con parte del domingo.

Tomas su mano y él la tuya. El corazón se acelera, quiere salir de ese espacio tan reducido, el sostén te aprieta.

Y eres feliz. Por lo menos esa tarde.

Cada vez en oportunidad o la semana de las lunas, le echas en cara a tu esposo sus múltiples infidelidades.

Las frases de: no te quiero, contigo me casé por presión de mis padres. Fue la única manera de salir de casa. Me lo habían advertido, nadie en casa se va sin matrimoniarse. Nada de departamentos de solteras ni irse a vivir con las amigas. Si quieres conservar tu plato en la mesa y la parte de la herencia correspondiente. Si no, te chingas y punto final.

Y ya has intentado separarte. Pero la vida no es la misma sin el Blackberry ni la Hummer en la cochera. O las tarjetas de crédito sin restricciones. Sin las dos muchachas de la limpieza y la cocina.

Además te han advertido, en la familia, nuestra familia, jamás ha habido un divorcio. Ni lo habrá.

Los matrimonios son una institución creada por Dios y sólo él puede con la muerte disolverlos, en su santo juicio y voluntad.

Entonces dispuesta, a jugar con las mismas reglas de tu marido, de la familia, de la sociedad regiomontana, has encontrado en Facebook a ese ex que aún no te olvida.

Poco te importa esté casado, como tú, lo hizo despechado, al enterarse de tu compromiso con tu actual marido. Tiene dos hijos, una empresa ascendente y reconocida internacional, con ventas importantes a los Estados Unidos.

Se abrió brecha en la vida a base de esfuerzo, mucho.

Y con quien irás a tomar un café, y te escaparás a media mañana, para colarse los dos, al hotel de paso y cerrar de una vez por todas, con la tinta de sus cuerpos, el pacto firmado en la adolescencia.

 

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