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1114 1 Agosto 2012

 

Versos para no dormir
Eligio Coronado

Monterrey.- La brevedad exige precisión y claridad porque el texto termina demasiado pronto, pero así es el estilo de Leticia Sandoval (León, Gto., 1959): conciso hasta la desnudez. Como si la autora, después de concluir el texto, lo sacudiera para quitarle el lastre (por eso es que en este volumen abundan los textos de uno o dos renglones).

Buen ejemplo para los autores que se llenan de palabras, pero no de ideas, y acaban generando larguísimos textos, enredados en su propia retórica. Recordemos que la literatura no es cuestión de cantidad, pues hay autores que se recuerdan por un sólo poema (Gutierre de Cetina) e incluso por fragmentos de textos (Arquíloco).

Pero volviendo a los textos de Leticia (Versos para no dormir*), nos preguntamos a qué género pertenecen. ¿Serán poemas? ¿Serán simples frases? ¿Serán aforismos? La soltura con que están escritos revela que la autora privilegia la escritura por encima de la elección del género.

De hecho, creo que ella deja a los textos la tarea de elegir su propio género. Y tiene sentido: cuando un texto empieza a ser escrito no siempre permanece en el género que el autor determina, por eso Leticia no los llama abiertamente poemas. Pero exceptuando algunas frases y aforismos, el resto son poemas o textos orientados en esa dirección.

¿Y qué encontramos en estos Versos para no dormir? Hallamos erotismo, sarcasmo y humor, principalmente, aunque en un sentido amplio podríamos decir que en realidad la autora sólo se está divirtiendo: "Lo malo de los amores en silencio / es que tienen voz propia" (p. 48), "esto es felicidad. / Sí. / Los antidepresivos / son geniales" (p. 75), "Yo huelo, tú hueles, nosotros... / nos olemos" (p. 23).

Pero es el erotismo explícito el que predomina en estos brevísimos versos: "Me gusta verte crecer / bajo la ropa" (p. 24), "Mi cuerpo te necesita / Unas partes más que otras" (p. 70), "Tu / pez / esquivo/ en mi mano" (p. 38).

Es muy común que los minitextos se deslicen hacia el aforismo, sin que nos demos cuenta, porque nosotros seguimos viéndolos como poemas: "Cada día que pasa / pesa" (p. 69), "Huir también es defensa / propia" (p. 63).

¿Es válido preferir o cultivar la brevedad? Dado que la escritura es una cuestión personal, la respuesta es obvia. Además, un texto concluye cuando dice lo que quiere el autor: "Si te lloro mucho, / ¿Te me sales pronto?" (p. 67), "Estoy rota. / ¿Cómo puedes verme entera?" (p. 56), "Llorarte en una curva peligrosa / ¿Se podría tomar como suicidio?" (p. 58).

*Leticia Sandoval. Versos para no dormir. 2a. ed. Monterrey, N.L.: Soluciones Editoriales Diáfora, 2011. 84 pp.

 

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